Cecilia Bartolomé es una mujer que inspira. Hemos hablado con una de las figuras más transgresoras, modernas, feministas e inteligentes de la historia del cine español. Esta pionera del séptimo arte, que recibió el Premio Feroz de Honor 2022 el pasado 29 de enero, es, sin lugar a dudas, uno de los referentes claves para muchas mujeres en este país. Cecilia Bartolomé recoge el Premio de Honor en los Feroz. Desde el 14 de mayo de 1896, fecha de la primera proyección pública en España, hasta bien entrada la Transición, cuando Pilar Távora presentó en 1984 su primera película Nanas de espinas en el Festival Internacional de Cine de Berlín, sólo ha habido 7 directoras en el cine español . ¡Triste balance en 88 años de historia! Hoy existen bastantes más pero, siempre, lejos del número masculino.
Cecilia Bartolomé está considerada una de las cineastas españolas más transgresoras, irreverentes y feministas de su época y, por ello, más censuradas. Como bien ha declarado varias veces, “Quizás mi problema, por educación o por lo que sea, es que siempre he visto como normal lo que para los demás es anatema”.
De gran talento, esta directora, guionista y productora, opuesta al régimen de Franco, posee una obra fílmica escasa por las sucesivas censuras (alrededor de 7 películas rodadas, únicamente), que habla abiertamente sobre los obstáculos de la mujer en el siglo XX, desde la falta de libertades propias de la época, hasta las limitaciones a la hora de disfrutar de la sexualidad o recurrir el aborto.
Cecilia Bartolomé. Cecilia Bartolomé, ha desarrollado su carrera en el cine documental y publicitario , creando una obra fílmica feminista, moderna y divertida. Fue pionera al abordar en sus filmes temas que eran social y políticamente tabúes, como el aborto, el divorcio o el colonialismo español ; o de candente actualidad, como la Transición política, por los que recibió múltiples reconocimientos (en 2012, el Festival Internacional de Cine de Gijón le otorgó el premio Mujeres de Cine 2012 , en recompensa a su trayectoria en el cine español, y en 2014 fue galardona con la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de España).
Premiada y alabada por su obra, Bartolomé ha sido una directora “maldita”, censurada y obligada a vivir un “exilio” interior.
Una carrera extraña y accidentada como su propia vida personal. Nacida en Alicante, el 10 de septiembre de 1940, Cecilia Bartolomé pasa su infancia y adolescencia, hasta los 20 años, en Guinea Ecuatorial , viviendo a caballo entre dos culturas, algo que le ha condicionado de por vida. Es allí, en la antigua colonia española de Fernando Poo, donde comienza a actuar y a dirigir representaciones teatrales en su colegio y posteriormente, en la Escuela Superior Indígena.
‘¡Vámonos, Bárbara!’ (1978) fue el primer largometraje de Cecilia Bartolomé. Ya en España, Cecilia Bartolomé abandona sus estudios de Ciencias Económicas para formarse en la Escuela Oficial de Cine en Madrid, donde se diplomó en 1969, con el mediometraje revolucionario para la época Margarita y el lobo , que fue secuestrado durante 5 años. Se convierte, así, en una de las primeras mujeres diplomadas en la Escuela de Cine en los años sesenta. Anteriormente, había realizado un corto, Carmen de Carabanchel (1965), alegato, en versión musical, del aborto.
En 1978 dirigió su primer largometraje, ¡Vámonos, Bárbara! Esta obra fue considerada por la crítica como la primera película feminista de la historia del cine español , donde Bartolomé puso el foco de atención en la liberación de la mujer española. En 1988, dirige y escribe, junto a su hermano, el documental político Después de… que se divide en dos partes (No se os puede dejar solos y Atado y bien atado , respectivamente) y que fue censurado por razones políticas
Ya en 1996, Cecilia Bartolomé realiza su obra más personal y autobiográfica, el largometraje Lejos de África donde narra sus vivencias de infancia en la antigua colonia española. En 2005 rueda para la serie de televisión Cuéntame el capítulo documental «Especial Carrero Blanco: el comienzo del fin ».
Cecilia Bartolomé, Premio Feroz de Honor en 2022. © Daniel Marcos Galardonada en los Premios Feroz Cecilia Bartolomé ha recibido en los pasados Premios Feroz de Cine (uno de los galardones más importantes de cine de nuestro país, junto a los Goya), el Premio Feroz de Honor 2022. Además, se ha realizado una retrospectiva integral de su obra en la Filmoteca de Zaragoza, sede, este año, de los Feroz.
¿Qué siente una cineasta como usted ante esta distinción y ante la ocasión de que las nuevas generaciones conozcan su trabajo? Pues estoy encantadísima de que con la edad que ya tengo, se me hagan honores. Además, me encanta esta reunión de películas y de gente interesante que son los Feroz. Lo veo divertido, inteligente, necesario y original de planteamiento. Es un poco diferente de otros certámenes cinematográficos y eso me gusta. Es como un festival de cine importante de toda la vida pero con jóvenes y modernizado. Tengo la sensación de que los Feroz modernizan un poco la tradición de los festivales tradicionales que tienen rituales más antiguos. Los Premios Feroz me parecen una idea rompedora y muy interesante.
Cecilia Bartolomé, una vida dedicada al cine. Usted ha declarado haber pasado una infancia maravillosa en ese mundo colonial con unos padres muy “igualitarios” entre los sexos y respetuosos con los africanos. ¿Qué le aportó Africa y cómo influyó en usted esa educación liberal de sus padres? La educación que recibí de mis padres fue muy igualitaria. Fue lo primero que aprendí. Mis padres eran profesores (habían estudiado juntos) y nunca, en aquella época (en los años 50), se hizo diferencias entre todos los hermanos y las hermanas (éramos cuatro chicos y dos chicas). Esto me marcó mucho. Todos teníamos las mismas obligaciones. Mis padres con sus mesas de trabajo, uno enfrente de otro. Esta cosa paritaria entre hombres y mujeres lo he mamado desde pequeña. Esto también se dio porque mis padres, durante la República, tuvieron esa educación paritaria entre hombres y mujeres. Un intento que se truncó con la Guerra Civil y con Franco.
Aunque mis padres eran conservadores y católicos, tenían un espíritu de amor por la cultura y de amor entre ellos igualitario. Nada de musas, ni esas cosas. Simplemente eran una pareja de sexo distinto con los mismos derechos y obligaciones y con un afán grande de enseñanza. A mí me han influido mucho como disciplina de trabajo. Nada de dejarte ir por cualquier chisme sino investigar las cosas y ahondar en ellas.
Su carrera de directora empieza en su juventud, haciendo montajes teatrales en Guinea. Pero, ¿qué le lleva a ser directora de cine, una profesión muy poco de mujeres en aquel entonces? Por una parte, esta educación que nos dieron mis padres, de que las mujeres teníamos que hacer las mismas carreras de los hombres . Y, por otra, me apasionó el mundo del cine que entonces se veía como frívolo. Como en África no podía estudiar, me vine a la Escuela de Cine en Madrid. Ahí reconozco que engañé a mis padres e hice mil “piciadas” para conseguir quedarme en España y estudiar en la escuela. Yo vivía en la antigua isla de Fernando Poo, actualmente Bioko . Les dije que iba a estudiar una carrera universitaria pero lo que realmente hice es meterme en la Escuela de Cine. Era un lugar magnífico. Ahí estuvimos todos y aprendimos todo. Estaba Berlanga de profesor, Victor Erice, Manolo Gutiérrez Aragón, Mario Camús, Josefina Molina… Prácticamente casi todos los directores españoles reconocidos salimos de ahí.
La Escuela de Cine de Madrid era una de las mejores del mundo. Era muy difícil entrar pero lo conseguí. Descubrí esta escuela en un documental. Vi que el cine no era una fantasía que yo veía a 6.000 kilómetros de Europa sino como un sueño que yo podía hacer. Fue el mayor descubrimiento de mi vida a los 14 años y todo mi empeño fue conseguir estudiar esto y convertirme en profesional.
Cecilia Bartolomé, pasión por el cine desde la infancia. ¿Cómo fue su experiencia en la Escuela de Cine (donde se forja el Nuevo cine español)? ¿Le costó que la respetaran? Uff, ¡al principio, mucho! Me llamaban, al inicio, “la camerunesa” (como venía de África y estaba bastante despistada…)! En la sección de dirección de cine, solamente estábamos Josefina Molina y yo. Luego también vino Pilar Miró pero estaba en guion. Desde el año 1947, fecha de creación de la Escuela, hasta el año setenta y tantos en que se cerró, no salimos más mujeres que nosotras tres (algunas ingresaron pero no pasaron del segundo curso). ¡Eso ya dice de cómo eran las cosas! Al principio, hubo que luchar mucho con el machismo.
Me decían: “¿Pero tú por qué te has metido aquí si eres chica?”. Yo contestaba que lo importante era la cabeza no otras cosas.
Su obra gira en torno a la problemática de la mujer: divorcio, aborto, pareja… ¿Cree que, en general, hemos avanzado con la situación de la mujer en España? Pues, depende. Hay mujeres independizadas pero aún hoy, por ejemplo, los juguetes femeninos siguen siendo cursiladas horrorosas , estando las niñas educadas así todavía. Yo tuve tres hijos varones y siempre les compré cacharritos de cocina y muñecas. Todo el mundo se quedaba muy pasmado. ¡Pero es que había que compensar un poco! El problema es la educación. Todo nace de ahí. Yo, con mis propios hijos, lo veo. Mis hijos cocinan más que sus mujeres (y lo hacen muy bien, por cierto), cuidan de sus bebés… Yo estoy muy satisfecha de ellos porque aplican lo que les inculqué. Hacen sus trabajos (son profesionales del cine) pero están con sus hijos, cuidan de la casa. Esta igualdad de parejas en la cotidianeidad no la tuve ni yo con mi marido.
No podemos cantar victoria todavía pero sí creo que hay una cierta igualdad que rompe con esa idea de que el señor para el trabajo y la señora para la casa. Esto está bastante superado sobre todo en la gente joven. Da igual que seas mujer u hombre para estudiar Medicina o para hacer huevos fritos o un soufflé maravilloso. Esa dicotomía se está venciendo poco a poco, afortunadamente. Yo siempre he vivido desde el colegio en Guinea, y luego en la Escuela de Cine de Madrid, en franca minoría como mujer. Pero, eso, ya no es así.
Cartel de la película ‘Lejos de África’. ¿Qué representa África para usted? África lo llevo en el corazón. Africa se te mete dentro y cuando te has criado allí, mucho más. Es como nuestra cuna primigenia. Dicen que el hombre nació en los grandes lagos en África. Tenemos todos algo de ahí. Para mí, África es muy importante. Quiero volver. He estado en otras partes de África. Estuve mucho tiempo, también, en Cuba porque ahí rodé mi película “Lejos de África”. Cuba es lo más parecido que hay a Bioko. Por eso, rodé la película, que transcurría en Bioko, en Cuba. Los bosques de helechos en Cuba son iguales a los de Guinea que yo conocí.
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*Fotos cedidas por Premios Feroz.
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