La fascinación que despierta Alcañiz, la capital de la comarca del Bajo Aragón, no es inventada. Por algo será que, junto a Teruel, es la única localidad de una provincia amenazada por la despoblación que atrae a más gente cada año. Sigue leyendo para saber todo lo que tienes que ver en Alcañiz, los rincones favoritos de sus vecinos, esos mismos que atraparon la mirada de Alfred Hitchcock. Panorámica aérea del Pueblo de Belmonte de San José. Es el turno de Alcañiz , es lo que vas a pensar cuando descubras el ambiente comercial y animado que alegra las calles de esta ciudad situada en las tierras bajas aragonesas. Poca lluvia y un paisaje mediterráneo salpicado de cerros y dominado por aromas de romero y tomillo entre campos de melocotoneros, olivos, cereal y viñas la envuelven. Arracimada en forma de media luna alrededor del río Guadalope y presidida en lo alto por su castillo de los Calatravos invita a recorrerla a pie, sin prisas. Que para velocidad ya están las carreras deportivas en MotorLand Aragón , un circuito con grandes curvas que a nivel deportivo hace internacional a Alcañiz. En su trazado, que reproduce las curvas más admiradas de los circuitos de velocidad mundiales, acoge el Gran Premio de Aragón de moto GP. Es un recinto, que sustituye el vértigo de las carreras deportivas que, hasta 2003, se desarrollaban por el casco urbano, ideal para iniciarte al karting , motocross y autocross.
De todo esto y de mucho más te hablamos en este artículo donde, a través de diversas paradas, conocerás todo lo que hay que ver en Alcañiz en una escapada de fin de semana.
Patio de armas del castillo de Calatravos, en Alcañiz. Qué ver en Alcañiz, 8 secretos para descubrir 1. Tras la vieja muralla, el palacio de los Comendadores A primer golpe de vista, nada más llegar a la ciudad, la espectacular hechura del castillo, asomando allá en lo alto sobre la población, se convierte en el destino más apetecible. Es, sin duda, lo primero que tienes que ver en Alcañiz. Échale ganas porque tienes que subir la notable pendiente del cerro conocido como Pui Pinos. Así seguimos el antiguo camino de ronda para atravesar la muralla entrando por un gran arco junto al torreón de vigilancia. Nos da la bienvenida la parte moderna de uno de los castillos más monumentales de Aragón, el palacio barroco de los Comendadores , actualmente convertido en Parador de Turismo.
Después, la serenidad que se respira en el patio de armas, la torre del homenaje y el pequeño claustro apenas nos prepara para la parte más austera y antigua del recinto defensivo, el castillo de los Calatravos. El carácter monacal y guerrero característico de la orden religiosa le confirió su más adusto aspecto externo pero, sin embargo, su interior alberga una fascinante sorpresa. Basta con traspasar la bella portada románica de la iglesia de Santa María Magdalena o capilla del castillo para vernos rodeadas de extraordinarias pinturas murales realizadas hace 800 años.
Patio de armas y ermita de Santa Magdalena en el castillo de Calatravos, en Alcañiz. 2. La historia ante tus ojos En la sencillez de la capilla del castillo, de una sola nave y levantada con la austeridad cisterciense, nos veremos entre demonios, caballeros y coloridas campañas militares inmersas en un maravilloso escenario gráfico. Los colores y detalles atrapan entre acontecimientos religiosos y militares, como la conquista de Valencia y Murcia por Jaime I a los reyes de taifas o los oficios y tareas de campo correspondientes a cada mes del año. Estamos ante una de las muestras más impactantes de la pintura gótica peninsular.
Si dejas que una amena guía local como Montse Thomson te ayude a entender cada momento histórico reproducido en los muros del castillo, no se te escapará ningún detalle. Con ella también podemos seguir los pasos que llevan al Museo de la Magia , otro lugar imprescindible que hay que ver en Alcañiz. Representa una experiencia a caballo entre la creatividad y la magia, con un plus de diversión asegurada para pequeños y mayores.
Pinturas góticas del castillo de Calatravos, en Alcañiz. 3. Alcañiz, un escenario de película Al bajar del castillo, si es temporada –entre finales de septiembre y octubre– busca la etiqueta negra de los melocotones de Calanda . Un bocado glorioso gracias a la Denominación de Origen Protegida que abarca 45 municipios situados en la depresión del Ebro, entre Teruel y Zaragoza. Los melocotones de Alcañiz, por aquello de ser tardíos, adquieren un dulzor, aroma y textura inolvidables. A través de una suave piel de un pálido amarillo es posible probar una tradición agrícola que viene desde tiempos medievales.
Lonja e iglesia de Santa María, en Alcañiz. Con tan delicioso sabor desembocamos en el corazón urbano de Alcañiz: la plaza de España . La Casa Consistorial y la Lonja crean un bellísimo rincón renacentista culminado siglos después por la típica galería aragonesa que llena de elegancia la plaza. Tal vez por eso atrajo la mirada de Alfred Hitchcock , que en su película ‘La ventana indiscreta’ reprodujo un cuadro con este rincón urbano. Revisiona la película y fíjate bien en el cuadro que aparece en el salón de la escena del vecino carnicero. Si te sientas en los soportales de la plaza, donde antaño se celebraba el mercado, en la terraza del bar La Lola , al tiempo que disfrutas de su colorista y creativa gastronomía, estarás ante la misma vista urbana que captó la atención del famoso cineasta.
Casa Consitorial en la plaza de España de Alcañiz. 4. Rumores de mercado en la lonja de Alcañiz La plaza de España es visitada por un colorista dragón cada 24 de abril. Es cuando se celebra la festividad de San Jorge , el patrón de Aragón. Los bailarines se enfrentan con terror al dragón hasta que San Jorge aparece al frente de la caballería y lo derrota con un ramillete de flores silvestres. La Lonja o casa de Contratación entre mayoristas fue la que dio esplendor a la ciudad. Te fascinará con su elegante aire gótico y sus esbeltos arcos, tanto que sentirás el eco de los comerciantes que bajo sus arcos trataban con aceite, lana, azafrán, seda en rama y trigo que dieron el esplendor a la ciudad. Ese trajín mercantil aún tiene huella en su ambiente urbano, ya que a la ciudad es donde acuden de compras los vecinos de la comarca periódicamente.
Pasadizos situados bajo la Lonja de Alcañiz. Una bodega bajo la Lonja Entre las sorpresas que hay que ver en Alcañiz, hay una que está oculta. Bajo el aire italiano de la Lonja renacentista existe una bodega , descubierta hace menos de 30 años. Un sistema de pasadizos y desagües a través de canalillos que permitía la acumulación de nieve para conservar los productos que se vendían en la Lonja. La nieve prensada entre capas de paja se convertía en hielo que era vendido como sistema de conservación y con fines terapéuticos en sus dependencias. La bodega, realizada sobre un ancestral aljibe, ofrece una visita emocionante en sus 20 metros de longitud y 4 metros de altura porque, además, podemos ampliarla a través de pasadizos. Bajo tierra, comunicaban la ciudad garantizando la seguridad y el aprovisionamiento durante un asedio. Un misterioso trazado subterráneo de galerías que incluso pasaba bajo el río Guadalope y que cada año va revelando nuevos tramos.
5. Alcañiz no tiene colegiata No solo el castillo habrá atrapado tu mirada con su monumentalidad, sino que cerrando la plaza de España se encuentra la que fuera colegiata de Santa María la Mayor y hoy iglesia parroquial –dejo de ser colegiata por no ser capital provincial–. Con sus notables dimensiones escoltadas por dos torres y sus decoraciones barrocas no necesita ser colegiata para levantar admiración. La portada, que en sí misma parece un retablo, los estucos que decoran su interior –considerados entre los mejores de Aragón- junto a su capilla de la Soledad, que es una réplica de la del Pilar de Zaragoza, te dejarán boquiabierta ante lo que parece una catedral.
Iglesia de Santa María, en Alcañiz. 6. Ruta motera del frío Después de conocer MotorLand entran ganas de seguir las rutas moteras que recorren los paisajes del Bajo Aragón. Sobre dos ruedas te proponemos una de las más atractivas, la de las bóvedas de frío . En apenas 127 kilómetros atraviesa los paisajes de la comarca en busca de enormes neveras de piedra del siglo XVI. Apenas visibles en el paisaje, son amplias cavidades culminadas con bóvedas de piedra donde se guardaba la nieve para conservar los alimentos. Estuvieron en uso durante 200 años y hoy, las 53 bóvedas de frío rehabilitadas y accesibles, magníficamente documentadas e iluminadas, trazan una ruta única a nivel europeo que ha merecido su reciente declaración como Bien de Interés Cultural.
Bóveda de frío del pueblo de Belmonte de San José. 7. Pueblos de cuento y antidespoblación: Belmonte de San José y Aguaviva Lo de Belmonte de San José es amor a primera vista y una de las citas obligadas en tu listado de lugares que ver en Alcañiz. Llegarás atraída por su bóveda de frío, considerada entre las más espectaculares de la ruta, y descubrirás uno de los pueblos más bonitos de Aragón . Merecido lo tiene pues desde 1967 el empeño de sus vecinos y ediles ha logrado que sea un pueblo admirable y cuidado en el trazado de sus calles empedradas y jalonadas de viejas casonas bajo las que siempre hay una fresca bodega familiar donde se elaboraba el vino. Hasta su iglesia de San Salvador –que aparece en la película Libertarias – apunta a ese mimo vecinal. Enamora con su belleza barroca y su extraordinario órgano de madera de nogal del siglo XVII, que deleita cuando emite sus notas con asiduidad.
En Aguaviva nos espera uno de los cielos estrellados más impresionantes de Aragón, junto a la silueta nocturna de la ermita de Santa Bárbara , así como la receta que sus vecinos han encontrado como antídoto contra la despoblación : invitar a familias procedentes de otros países interesadas en vivir en un pueblo.
En Aguaviva ofrecen casa y trabajo durante cinco años a aquellas familias con niños que decidan probar la vuelta al mundo rural.
Bonita calle de Belmonte de San José. 8. Viajeras a la vía verde Gracias a la Vía Verde del Zafán , el viejo trazado de ferrocarril que unía Alcañiz con Tortosa (Tarragona) a lo largo de 110 kilómetros, la ciudad logró ampliar la comercialización de sus productos al tener acceso al mar. Hoy entre La Puebla de Híjar y Alcañiz se ofrece un relajante paseo a pedales, de escasa dificultad, que asoma a los paisajes agrícolas que tanta riqueza dieron a la ciudad.
Indicaciones para hacer la ruta de la Vía Verde del Zafán. Otras propuestas en Teruel… Ruta en coche por Teruel, 10 paradas por carreteras secundarias .
48 horas en… Teruel, ciudad de arte y gastronomía .