No hay nada más madrileño que tomar el aperitivo de taberna en taberna y dejar que las cañas y vermús se sucedan hasta pasada la hora del almuerzo. Aquí te llevamos a 10 tabernas históricas de Madrid que nos encantan porque conservan intacta su esencia a través de su decoración, su propuesta gastronómica y sus camareros de toda la vida.
Fachada de Casa Alberto. © Susana García/ Etheria Magazine La vida en los bares es una de las señas de identidad de la capital. Tanto, que los madrileños seguimos peregrinando a los mismos locales que nos enseñaron nuestros padres y abuelos y que mostramos a nuestros hijos a la sagrada hora del aperitivo como una especie de rito ancestral. Por este motivo, las tabernas históricas de Madrid mantienen su relación con los locales y, aunque aparezcan en las guías de viaje y se pueda ver algún turista en ellas, no han perdido su aire auténtico y castizo. Merece la pena visitarlas, acodarse en la barra y pedir una caña o vermú con un pincho. En una ciudad cuyos puntos fuertes son el mestizaje, la hospitalidad y la mezcla cultural, es, sin duda, lo más madrileño que puedes hacer.
1. Lhardy ¡Todo lo que habrán visto y escuchado las paredes de Lhardy desde su inauguración en 1839! Uno de esos lugares que forman parte de la historia de Madrid, ya que fue desde siempre visitado por reyes, políticos y artistas. En sus mesas se llegaron a acuerdos y se produjeron desencuentros amparados por sus elegantes paredes y lámparas.
Barra y servicio de consomé en Lhardy. © SG Sigue manteniendo sus salones Blanco, Japonés e Isabelino, que llevan automáticamente a otro tiempo y, aunque su clientela es ahora algo más que «señoras bien» tomado café y «señores con bigote» cerrando negocios, no ha perdido su porte aristocrático. Entre las especialidades de su barra, no puedes perderte su famoso consomé y su croqueta de cocido; y si te quedas a comer, algunos de sus platos estrella son la perdiz en escabeche, el pato canetón, el cocido o el solomillo Wellington.
Dirección: Carrera de San Jerónimo, 8. Web: lhardy.com
2. Casa Labra Desde 1860 lleva sirviendo sus famosas tajadas y croquetas de bacalao, tan populares que es casi imposible hacerse con un hueco en la barra o en una de las mesas altas que se sitúan frente a El Corte Inglés de la plaza de Sol. Ubicada en la zona más concurrida de Madrid, Casa Labra mantiene su ambiente y decoración tradicional y tiene una carta de tapas y una de restaurante, donde podrás degustar su producto estrella, el bacalao, de innumerables formas.
Croqueta y tajada de bacalao de Casa Labra. © SG Y, si no eres muy fan de este pescado no te preocupes, podrás probar entre otras especialidades la banderilla de atún en escabeche, la tortilla de patatas o una empanadilla de carne, además de quesos y productos ibéricos.
Dirección: Calle Tetuán, 12. Web: casalabra.es
3. Casa Alberto Fundada en 1827, Casa Alberto se declara defensora de la gastronomía madrileña y lo consigue tanto con su carta como con su ambiente de taberna de toda la vida. Con el honor de estar ubicada en el edificio donde Cervantes escribió la segunda parte de El Quijote y Los trabajos de Persiles y Segismunda , no puedes perderte su famoso vermú de grifo (que también se puede comprar en su web).
Vermú y torreznos de Casa Alberto. © SG En la barra mantienen las tapas de siempre, como los callos a la madrileña o los caracoles, pero han incorporado también propuestas nuevas como el brownie de morcilla y queso de cabra. Si quieres probar con más calma sus especialidades tanto las tradicionales (es muy famoso su rabo de toro) como las que han ido incorporando a la carta en los últimos años, reserva mesa en su restaurante.
Dirección: Calle de las Huertas, 18. Web: casaalberto.es
4. Casa Paco La colorida fachada de madera de Casa Paco anticipa uno de los mejores lugares para tomar el aperitivo de Madrid. En este bar al que le queda menos de una década para ser centenario (fue inaugurado en 1933), se pide a grito de “¡una de chicharrón!”, “¡una de queso azul!”, que son algunas de sus tapas más emblemáticas, y se acompañan de una cerveza o un chato de vino.
Casa Paco y sus famosos pinchos de chicharrón y queso azul. © SG Siempre lleno de gente por su ubicación cercana a la Plaza Mayor, merece la pena hacerse hueco en la barra o en las mesas altas para tomar el aperitivo en Madrid como se ha hecho siempre: en un lugar abarrotado lleno de ruido, de pie y con una sonrisa. Además, es un buen lugar para reservar mesa y probar especialidades castellanas como la paletilla de cordero, los callos a la madrileña o las patatas Casa Paco (huevos rotos con jamón).
Dirección: Plaza de Puerta Cerrada, 11. Web: barcasapaco.es
5. La Casa del Abuelo Establecimiento centenario en la castiza calle de la Victoria, su éxito ha llevado a este bar de toda la vida a tener cinco emplazamientos en Madrid, en lugares tan populares como la calle Goya o la calle Toledo. Fundada en 1906, la historia de La Casa del Abuelo va ligada a productos tan dispares como las rosquillas, el chorizo y las gambas. Rosquillas porque fue lo primero que sirvieron, chorizo porque fueron los primeros en ponerlos en pan en forma de bocadillos y gambas porque fue la solución que encontró su dueño para servir un aperitivo con la escasez de harina de la posguerra.
La Casa del Abuelo. © SG Hoy en día, el negocio sigue en manos de la misma familia y se nota el cariño y la buena mano en todo lo que hacen. Sus gambas siguen siendo imprescindibles (sobre todo al ajillo), pero las croquetas, el bocadillo de calamares con pan de su tinta o los huevos rotos con jamón no se quedan atrás. Tienen tantas cosas que contar que hasta han editado un libro con su historia que se puede comprar en su web.
Dirección: Calle Victoria 12. Web: lacasadelabuelo.es
6. Casa Mingo Uno de los locales históricos de Madrid (lleva abierto desde 1888) donde conviven turistas y madrileños en busca de su famoso pollo asado, al que es casi imprescindible acompañarlo con sidra. La historia de Casa Mingo se remonta a una primitiva fábrica de sidra que instalaron algunos asturianos que vinieron a la capital a trabajar en el tren (está cerca de la antigua Estación del Norte, ahora Príncipe Pío) y hoy en día sigue produciendo en el local su propia sidra a partir de manzanas de Villaviciosa.
Sidrería Casa Mingo y su delicioso queso cabrales acompañado de sidra natural. © SG Los que hemos conocido a esta sidrería a lo largo de varias décadas apreciamos su local y carta inalterable: aquí se sabe lo que se viene a comer, está rico, es barato y está siempre abierto (abre todos los días desde las once de la mañana hasta medianoche). Aunque el pollo es la estrella, merece la pena probar otras especialidades de su carta, como el chorizo a la sidra, el queso cabrales o los callos a la madrileña.
Dirección: Paseo de la Florida, 34. Web: casamingo.es
7. Casa Ciriaco La taberna Casa Ciriaco está en funcionamiento desde 1887 y con el nombre actual desde 1923, así que no hay duda de que ha sido testigo de la historia de Madrid, sobre todo por su ubicación privilegiada en la calle Mayor, cerca del Palacio Real. En 2018 vivió una potente renovación que ha mantenido su carta, de la que ya eran asiduos personajes como Valle-Inclán o Mingote.
Casa Ciriaco y su famoso pincho de bonito. © SG En su barra no te pierdas sus croquetas, empanadillas y la ensaladilla rusa. Y como “parada en boxes” en una ruta por Madrid, una caña y un pincho de bonito te darán gasolina para el resto de la jornada. Si lo que quieres es darte un homenaje a la hora de comer, sus especialidades son la gallina en pepitoria y el cocido madrileño.
Dirección: Calle Mayor, 84. Web: casaciriaco.es
8. Taberna Antonio Sánchez El pasado taurino de esta taberna que presume de ser la más antigua de Madrid (fue fundada por el picador Colita en 1787) se deja sentir en su decoración, que no ha sufrido apenas cambios en más de dos siglos de existencia.
Taberna Antonio Sánchez, en Lavapiés. © SG Ubicada en el castizo barrio de Lavapiés, la taberna Antonio Sánchez es uno de esos locales para sentarse en una de las mesas bajas frente a la barra y, con vermú o caña en mano, dedicarse a observar las fotos y carteles. Para comer, triunfan los platos típicos madrileños como el cocido, los callos, los caracoles o el rabo de toro.
Dirección: Calle Mesón de Paredes, 13. Web: tabernaantoniosanchez.com
9. La Dolores La Dolores es una parada obligada si estás por el barrio de Las Letras o por el cercano Paseo del Prado. Fundada en 1908, es uno de esos sitios que gusta a los madrileños, por sus cañas bien tiradas y por sus canapés sencillos pero efectivos, a base de salazones y embutidos. Y tienen unas gildas estupendas, el pincho perfecto para acompañar una cerveza.
La cerveza bien tirada es una seña de identidad de La Dolores. © SG Además, es una de las tabernas históricas de Madrid más bonitas, tanto en su exterior, con una fachada decorada con pequeñas teselas, como el interior con una barra de mármol preciosa.
Dirección: Plaza de Jesús de Medinaceli, 4.
10. La Ardosa La bodega de La Ardosa es uno de esos locales donde si las paredes hablaran no dejarían de contar historias de los personajes que han pasado por ella y anécdotas de todo tipo. Fundada en 1892, es un lugar de referencia para los amantes de la buena cerveza (fueron los primeros en importar la cerveza checa), y cuenta con el honor de ofrecer una de las mejores tortillas de patatas de Madrid. Aquí se pide vermú y, si prefieres cerveza, la medida mínima es media pinta.
Aperitivo en la bodega La Ardosa. © SG Lleva en manos de la familia Monje desde los años setenta del siglo pasado, y siguen poniendo el cariño que necesitan estos locales para mantenerse con su esencia pero actualizados. Para tapear, además de la tortilla, prueba las croquetas, sus embutidos, salazones y latas, aciertas seguro.
Dirección: Calle de Colón, 13. Web: grupoardosa.es
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