La aportación de la mujer polaca al mundo es digna de admiración. Las siguientes líneas están dedicadas a tres de ellas, Marie Curie, Wislawa Szymborska e Irena Eris, cuyo trabajo ha añadido peldaños al avance y bienestar de la humanidad. Mujeres polacas que están, además, ligadas a algunas de las ciudades y lugares más bellos de Polonia.
Cracovia fue la cuna literaria de la poeta Wislawa Szymborska. Nacidas en diferentes épocas, en un país cuyo mapa ha aumentado y encogido hasta desaparecer a lo largo de su controvertida historia, a estas tres mujeres polacas les une el amor por su patria y la lucha que tuvieron que sostener para salir adelante. Sin duda alguna, las vidas de Maria Sklodowska (Marie Curie), Wislawa Szymborska e Irena Eris merecen muchas líneas para contar sus historias.
Marie Curie: científica, nacida en Varsovia Empezaremos por orden cronológico, contando la historia de Maria Sklodowska (Marie Curie), la mujer que cambió el panorama científico del mundo y a la que hay que dar gracias por el descubrimiento del radio. Durante la Primera Guerra Mundial instaló estaciones móviles con radioscopia en las que ella misma iba a socorrer a los soldados.
María Sklodowska nació en la ciudad que hoy es la capital de Polonia, Varsovia, un 7 de diciembre de 1827. Su familia tuvo mucho que ver en su afán de conocimiento, ya que su padre, Wladyslaw Sklodowski, fue profesor de Matemáticas y Física y su madre, Bronislava, era la directora de una afamada escuela femenina en Varsovia. Vivían humildemente en una casa de la Ciudad Nueva, hoy Museo de Maria Sklodowska , que quedó devastada tras la Segunda Guerra Mundial y reconstruida, como el resto de la antigua Varsovia, gracias a unos bocetos de Canaletto. La minuciosa restauración ha devuelto la belleza barroca de estas casas pintadas con vivos colores.
Maria Sklodowska, más conocida como Marie Curie. Un recorrido por la Varsovia de María Sklodowska empieza en la Plaza del Castillo, custodiada por la columna de Segismundo, para confluir en la Plaza del Mercado, rodeada de restaurantes y tiendas de artesanía. Y continúa cruzando bajo el arco de la Barbacana, la entrada a la llamada Ciudad Nueva, por donde ella vivía.
El deseo de aprender de Mania Su padre inculcó a los cinco hermanos la esencia de lo importante: los paseos por la naturaleza, a orillas del río Vístula, el mirar a las estrellas… Quizás todo elló influyó en que a Mania, como la llamaban familiarmente, poco le importaran los gustos habituales de los adolescentes (vida social, ropa…) y que su meta fuese «aprender». De hecho, finalizó la escuela secundaria en 1883 con medalla de oro.
Ciudad Vieja de Varsovia. En una Polonia dominada por la vecina Rusia, donde estaba prohibido hablar polaco y las mujeres no tenían acceso a la universidad , Maria Sklodowska no tuvo más remedio que dejar su ciudad natal y trasladarse a París para estudiar en la Sorbona. No sin antes haber participado vivamente en lo que denominaban la Universidad Volante, fundada por jóvenes con ansias de estudiar, especialmente mujeres. Grupos de diez personas que se reunían clandestinamente siguiendo las directrices positivistas de August Comte, luchando contra el romanticismo a favor de la ciencia.
Escultura de Maria Sklodowska-Curie en el Instituto Nacional de Investigación Oncológica Maria Sklodowska-Curie y Casa Museo de Maria Sklodowska. © MM Madame Curie El nombre con el que ha pasado a la historia se debe a su matrimonio con el colega y científico Pierre Curie con quien tuvo dos hijas, Eva e Irene. La última siguió sus pasos y obtuvo en 1935 el Premio Nobel de Química junto a su marido, el físico y químico Frédéric Joliot. Por su parte, Eva se dedicó a promulgar el legado de su madre como periodista y biógrafa.
Mania siguió en París con su trayectoria habitual de estudios. No sólo consiguió ser la primera de su promoción durante la carrera en la universidad, sino también la pionera en ganar la Cátedra de la Sorbona. Asimismo, ha sido el primer científico al que se han concedido dos premios Nobel: Física en 1903 y Química en 1911 , por su descubrimiento del radio y del polonio, que bautizó en honor a su tierra, siempre presente en su corazón. Nunca olvidó su infancia, durante la cual viajaba frecuentemente a Zakopane, capital de los Tatra. Gracias a Marie Curie se fundó el Laboratorio Radiológico de Varsovia (1932), hoy Instituto de Oncología de Maria Sklodowska.
El Premio Nobel de Química Tras morir su marido atropellado por un carro de caballos, la concesión y entrega del Premio Nobel de Química peligró debido a su relación con el científico Paul Langevin. Langevin estaba casado, pero de él no se criticaba nada, mientras que a Madame Curie la tildaron de rompe-hogares, animándola a volver a Polonia, e incluso a no acudir a Suecia a recoger el premio.
Maria, en parte aconsejada por su amigo Albert Einstein, quien diría de ella que era la única científica a quien la fama no había corrompido, contestó a Suecia: “Opino que no hay ninguna relación entre mi trabajo científico y los hechos de mi vida privada que se pretenden invocar contra mí en las publicaciones de baja estofa. Por principio, no puedo aceptar que la apreciación del mérito de un trabajo científico pueda verse influenciada por las difamaciones y calumnias en relación a mi vida privada. El premio me ha sido concedido por el descubrimiento del radio y del polonio”, concluía Madame Curie en su epístola.
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© Fundación Wislawa Szymborska Wislawa Szymborska: poeta, enamorada de Cracovia De la mirada y la sonrisa de la poeta Wislawa Szymborska se desprenden dos rasgos que la definen: ironía e inteligencia. A su carácter tímido, más bien discreto, le acompaña un sentido del humor que se vislumbra en su obra. Gracias a su pluma, Szymborska expresa emociones y pensamientos pues, celosa al extremo de su intimidad, no era amiga de entrevistas ni actos sociales que no estuvieran relacionados con la Literatura.
Al igual que Madame Curie sentía una especial adoración por el pueblo montañés de Zakopane . En este lugar se encontraba –exactamente en la casa Astoria , donde se solían reunir los escritores– cuando le comunicaron en 1996 desde Estocolmo que había ganado el Premio Nobel de Literatura . Los motivos que señalaban fueron: “Por la precisión irónica con la que ha iluminado fragmentos de la realidad humana en su contexto histórico e ideológico”. El premio le fue entregado por el rey Gustavo de Suecia.
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Casa estilo Witkiewicz. © Manena Munar Sus primeros poemas Wislawa Szymborska nació un 2 de julio de 1923 en Kórnik, cerca de la ciudad de Poznan (la Gran Polonia). Al morir el Conde Wladyslaw Zamoyski, para quien trabajaba su padre, la familia se trasladó a Torún. Sin embargo, la verdadera cuna literaria de la escritora fue Cracovia , a donde sus padres, Wincenty Szymborski y Anna Maria Rottermund, se mudaron en 1931. Cuando ella tenía ocho años, se instalaron en una casa de la calle Radziwillowska que describe como de “habitaciones grandes y altas, estucos decorativos en los techos, muebles antiguos, alfombras y un piano”.
Empezó a escribir poesía con apenas cinco años. Para ella era normal ya que su familia, lectores empedernidos, la animaba a la lectura, libros sobre los que discutían en la sobremesa. En cuanto a los poemas escritos desde su más tierna infancia, una vez terminados, los leía su padre y si le gustaban, le daba una moneda de premio. Decía Szymborska “leer es el pasatiempo más bello creado por la humanidad”.
La Lonja de Paños de Cracovia. © Oficina de Turismo de Polonia. Cracovia, su lugar en el mundo En Cracovia , Wislawa Szymborska encontró su lugar en el universo. Se integró en diferentes grupos literarios e incluso pudo estudiar Lengua y Literatura en la Jaguelónica, una de las universidades más antiguas del mundo, aunque tuvo que abandonarla por problemas económicos. Adoraba el cine, adonde iba con sus amigas y se colaba para ver películas prohibidas.
Inmersa en el orbe intelectual de esa ciudad, que anima a escribir y detallar cada piedra de su bella estructura, Wislawa conoció al poeta Adam Wlodek con quien contrajo matrimonio en 1948. Como buenos bohemios, vivieron en una buhardilla de la Casa de los Escritores, en la calle Krupnicza 22. Esta etapa la desmenuzan Anna Bikont y Joanna Szczesna en el libro Trastos, recuerdos , la magnífica biografía que escribieron sobre Wislawa Szymborska.
Rincón cracoviano por el que asoma la torre de la Basílica de Santa María en la Plaza del Mercado. © MM La vida bohemia de su ciudad favorita En la Casa de los Escritores la pareja recibía a la élite literaria de Cracovia. No es difícil imaginarse a sus amigos caminando por la Plaza del Mercado donde está la espectacular Lonja de los Paños, con sus libros en las manos, parándose en cualquier taberna de la calle Florianska a calentarse con un vodka en invierno y comprar flores, como buenos polacos, hasta llegar al desván del matrimonio. Y allí pasar la velada desahogándose de la terrible situación que vivían tras la Segunda Guerra Mundial, recitando los versos de la futura premio Nobel. Poemas que describían al mundo desde su propio ángulo, un camino nuevo a la profundidad de los seres, y de las cosas:
"Nada es nuevo, todo ha ocurrido antes,
igual que el sol salía,
ha vuelto a salir.
La gran guerra no es tampoco nueva;
Caín comenzó la escabechina por Abel.
Siempre alguien muere y alguien nace
y entre quejas se dirige a la escuela.
Y siempre por una mala redacción
se gana una zurra en el colegio y otra en casa".
© Café Nowa Prowincja, en Cracovia. Cuando había algo que celebrar, el séquito se trasladaba a uno de sus lugares preferidos, el Café Nowa Prowincja , de cuyas paredes aún cuelgan sus fotos y en donde se puede escuchar parte de su obra, leída por ella misma, a través de un sistema de audio. Si en un principio la escritora se unió a la exaltación estalinista, cuando se dio cuenta de todo, devolvió el carné al Partido. Y escribió el poema Llamada al Yeti , un velado ataque a un embozado Stalin.
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La plenitud literaria A principios de la década de los años cincuenta Szymborska comenzó a colaborar con la revista cracoviana «Zycie Literackie». Fue su época de plenitud. Si entró como directora en la sección de poesía, durante los años ochenta se centró en su famosa y esperada columna «Lecturas no obligatorias» , plataforma ideal que le daba la libertad de escribir lo que le viniera en gana, haciendo gala de la perspicacia y sentido del humor que le caracterizaban. Dando rienda suelta a la habilidad que tenía para jugar con las palabras, como bien matizó en su poema primerizo Buscando una palabra , publicado en 1945 en un suplemento del diario Dziennik Polski.
Preguntas planteadas a una misma (1952), y Por eso Vivimos (1954) le colocaron en primera fila del panorama literario europeo. Siguen, entre otras obras, Cien consuelos , Fin y principio … Sus títulos avanzan la profundidad de una poesía reflexiva y llena de paradojas con la que ganó los premios más notables de la Literatura.
El 1 de febrero de 2012, a los 88 años, murió esta poeta y crítica literaria. Los restos de Wislawa Szymborska descansan en el panteón familiar del cementerio cracoviano de Rakowicki.
© Irena Eris, farmacéutica y creadora de una importante firma de cosmética. Irena Eris: reina de la cosmética, fundó su empresa en Mazovia Irena Szolomicka-Orfinger (Irena Eris) se podría considerar la reina de la cosmética polaca . Anteriormente lo fue Helena Rubinstein , nacida en la calle Szeroka 16 del barrio judío de Cracovia en una familia humilde. Gracias a una receta familiar comenzó a fabricar cremas en Australia, donde su padre la envió a estudiar. Su primera crema hidratante, Valeza, tuvo tal éxito que Helena decidió comercializarla hasta crear la marca que sigue siendo un referente mundial.
Irena Eris nació en Varsovia, en una Polonia cuyo régimen no apoyaba la posibilidad de crear una empresa privada. Aun así, la pasión de Irena pudo más que los impedimentos que se encontraba a cada paso, y al finalizar sus estudios de Farmacia se dedicó a la investigación. Ayudada y asociada con su marido, el ingeniero Henryk Orfinger que se ocupaba de la gestión administrativa y comercial, la doctora Irena Eris fundó la empresa que lleva su nombre en 1987, en la ciudad de Piaseczno , región de Mazovia . Contaban entonces con un solo trabajador y fabricaban una única crema.
Paisaje de Mazovia. © MM Eran momentos de cambios políticos, en el que el sindicato de Solidaridad intentaba negociar con el gobierno las primeras elecciones libres del bloque del Este que, finalmente, tuvieron lugar en 1989. Después, se conformó un gobierno de coalición liderado por Solidaridad y en diciembre Lech Walesa fue elegido presidente de Polonia. Estas líneas aclaratorias tienen el propósito de enfatizar cómo los productos de Irena Eris en tiempos difíciles alcanzaron el prestigio de calidad, simplemente con el boca a boca, con tal velocidad que la fábrica no tenía tiempo ni productos para satisfacer la demanda.
Años de esplendor Pasaron los años, cayó el muro de Berlín y, tras ello, se recuperó la iniciativa individual de los países del Este. Irena Eris, ya conocida, dio un salto internacional no solo por la calidad de su cosmética, también por el estudio científico y la innovación continua en todos los ámbitos de sus productos. Irena mantiene que la cosmética se tiene que adaptar a las necesidades individuales, creando productos específicos para diferentes edades y tipos de piel. Hoy, su fábrica da empleo a quinientos trabajadores que elaboran más de un millón de productos al mes, siguiendo la filosofía de su fundadora que se basa en la calidad, la efectividad, la seguridad y la innovación .
Spa del balneario Krynica-Zdroj de © Institutos Cosméticos Irena Eris. Relajación y cosmética Otro concepto interesante de la Doctora Irena Eris es la combinación armoniosa de la relajación con la regeneración biológica. Para ello, y a través de sus Institutos Cosméticos Irena Eris , ha creado unas instalaciones de Spa únicas en diferentes puntos estratégicos del bello escenario polaco. Estos balnearios de lujo están situados en Dylewskie Hills, en Krynica-Zdrój y en Polanica-Zdroj. Lugares escogidos donde encontrar la armonía aconsejada por la doctora y recibir sus tratamientos de belleza.
La firma Dr. Irena Eris une la pasión por la belleza y la voluntad de empoderar a la mujer.
A todo esto, hay que añadir que Dr. Irena Eris es una firma respetuosa con el medio ambiente y todos sus productos son hipoalergénicos. Su compromiso medio ambiental incluye la fuerte oposición a hacer pruebas con animales. Hay que resaltar que desde 2019 sus cosméticos se producen utilizando fuentes de energía renovables, como la eólica y solar, con las que han logrado reducir enormemente la huella de carbono.
Y aunque parezca un cuento de hadas, esta es la historia real de una mujer cuya lucha por la belleza y la calidad ha tenido un final esplendoroso.
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