Deslizarse por las pistas de esquí de fondo de las Montañas Jizerské hory podría ser un motivo más que justificado para una escapada a la República Checa, pero en el norte de Bohemia también hay otras razones igual de divertidas. ¿Qué os parecería dormir en un hotel con forma de nave espacial en la cumbre de un monte, realizar un taller de soplado de cristal o descubrir el placer de bañarse en una tina de cerveza?
Antena y hotel Ještěd © Karel Hubáček – heirs 1963 Todo el entorno de las Montañas Jizera (Jizerské hory ) oculta un buen número de sorpresas que se van descubriendo a cámara lenta, sobre todo si ha nevado y hay que desplazarse despacio por carreteras secundarias. Aunque no es el primer país europeo en el que pensamos a la hora de decidir el próximo destino de nieve, esquiar en la República Checa tiene premio, sobre todo, si eres una apasionada de la modalidad de fondo.
Esquiar en Bohemia del Norte Estamos en la región de Liberec y durante la temporada más fría del año muestra su faceta más blanca, la favorita de los amantes del esquí de fondo que encuentran aquí más de 160 kilómetros de pistas . Entre ellas destaca la conocida como Jizerská magistrála que permite, además, realizar otras ocho rutas alternativas. Incluso si os gusta competir existe la posibilidad de medir fuerzas con otros esquiadores en la carrera de esquí de fondo Los 50 kilómetros de Jizerská . No es necesario ser profesional, pero sí estar dispuesta a pasar un buen rato con otros amantes del deporte blanco.
Esquí de fondo en Jizerská hory. © Swuerfel shutterstock No sólo los apasionados del esquí de fondo son bienvenidos en Chequia, también quienes buscan la emoción de la modalidad alpina. Muy accesible y a pocos kilómetros de Liberec se sitúan las 12 pistas de la estación de Ještěd . Un buen lugar para practicar snowboard , aprender a esquiar o viajar en familia porque cuentan con una academia para los más pequeños y también con un parque infantil en la nieve. Aunque el esquí en invierno es el principal reclamo de esta zona, la región de Liberec tiene con otros atractivos que os contamos a continuación.
Ještěd. © Transmitter and hotel Ještěd Karel Hubáček – heirs 1963 Dormir en una nave espacial (o casi) Si queréis vivir la experiencia de esquiar en el norte de Chequia de una forma especial, os recomendamos alojaros en el hotel Ještěd , el más sorprendente del país. Comparte espacio con una torre de telecomunicaciones y su nombre coincide con el del monte cuya cima parece prolongar hacia el cielo. Diseñado por el arquitecto Karel Hubáček, es una auténtica maravilla futurista nacida de un concurso y que guarda más parecido con un ovni que con un hotel. Por este mismo motivo, tampoco debe sorprenderos que frente al mismo se haya colocado la escultura del Niño de Marte del famoso escultor checo Jaroslav Róna. Aunque la torre-hotel fue construida entre 1966 y 1973, aún hoy día, sigue pareciendo de ciencia ficción.
Y si desde el exterior es sorprendente, lo es aún más al acercarse o al recorrer sus espacios interiores. Sus escaleras, pasillos y habitaciones son tan originales que hay que conocerlos sí o sí cuando se visita esta región. En caso de que no encontréis habitación, siempre podéis ir a cenar a su restaurante panorámico, cuya decoración y vistas os dejarán igual de boquiabiertas.
Amanecer o ver el atardecer desde esta ubicación es un privilegio reservado para unos pocos y no por lo prohibitivo de sus precios, que realmente son acordes a un cuatro estrellas, sino porque sólo cuenta con 19 habitaciones. A la cima de la montaña y a la torre se puede llegar desde Liberec a través de múltiples rutas de senderismo, en coche o en teleférico.
Habitación del hotel Ještěd. © alesjungmann.com Pasear por Liberec Ubicada a pocos kilómetros de las majestuosas montañas Jizerské hory, la animada ciudad de Liberec es perfecta para explorar desde allí las bellezas naturales del entorno. No os costará percibir que atesora una floreciente historia, ya que llegó a ser la ciudad fabril más grande de todo el territorio en el siglo XVIII. Su imponente Ayuntamiento, con torres que recuerdan a una catedral gótica, contrasta con las encantadoras casitas de Wallenstein del siglo XVII. Pasead por sus calles para descubrir monumentos tan curiosos como la farola de Edison, una escultura del artista checo Jaroslav Róna, que recuerda el descubrimiento de la bombilla, o visitad Museos como el de Bohemia del Norte ubicado en un palacio. Y si viajáis en familia, las exposiciones interactivas del Parque Coeficiente de Inteligencia, el IQ park, y el zoológico de Liberec, que cría tigres blancos, encantarán a los más jóvenes.
Liberec. © Ladislav Renner Crear una pieza de cristal soplado Los planes fuera de pista en la región de Liberec están marcados por la proximidad al Valle del Cristal y las decenas de pequeñas factorías donde elaboran piezas únicas con este material, una tradición artesanal milenaria reconocida recientemente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Recorrer los pintorescos pueblecitos de la región, como Poniklá (donde se elaboran los adornos navideños de Rautis), degustar las contundentes sopas locales para entrar en calor y visitar a los artesanos del vidrio en sus talleres, como los de Jiří Pačinek, Ajeto o Novosad a Syn, son experiencias inolvidables.
Y para que quede constancia de vuestro paso por este valle, nada mejor que participar en un taller de soplado en la factoría de Ajeto en la que podréis crear vuestra propia jarra de cerveza o jarrón de cristal. Os va a encantar todo el proceso, desde elegir las formas y colores hasta dar forma a vuestra obra de arte. En este artículo podrás seguir leyendo más sobre las propuestas en el Valle del Cristal .
© Factoría de cristal soplado Novosad a Syn. Una jarra o un baño de cerveza Como sería imperdonable visitar Chequia y no disfrutar de su bebida nacional, os animamos a realizar una visita a alguna de las catorce factorías o microcervecerías de la región . Las encontraréis de todo tipo pero una que cuenta, además, con museo y una factoría de soplado de cristal es la de Novosad a Son , en el pueblo de Harrachov. Elaboran tres tipos de cervezas sin filtrar ni pasteurizar con agua de un manantial cercano que contribuye a que el sabor y la calidad sean insuperables. Allí mismo también ofrecen la posibilidad de sumergirse en un baño de cerveza , un tratamiento que no solo es relajante sino que tiene beneficios para la piel debido a los ingredientes naturales presentes en la bebida.
Los spas de cerveza son una modalidad que hay que probar en Chequia. © Petr Polák Y así, entre pistas de esquí, paisajes propios de cuentos de hadas, encantadores pueblos que salpican los valles y la calidez de las fábricas de cristal, habréis descubierto uno de los secretos mejor guardados de la República Checa.
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