Más allá de sus majestuosos palacios, como el Shönbrunn y el Hofburg, sus espléndidos jardines o sus grandiosos museos, la capital austriaca es también un ecléctico entramado de barrios encantadores, vibrantes y muy creativos. Os proponemos descubrir otras caras de Viena con vuestras mejores amigas, explorando el Freihausviertel, el Karmeliterviertel y el Sonnwendviertel, tres sorprendentes grätzel (barrios) con pocos turistas y muchas razones para querer, irremediablemente, vivir en ellos.
Manuela Torres con sus deliciosos bombones veganos y kosher. © Yolanda Cardo Viena tiene un total de 23 distritos conformados a su vez por distintos grätzel, cada uno con su historia e identidad. El primer distrito, el Innere Stadt , es el que concentra la mayoría de must turísticos. Es la flamante ciudad de los palacios, de la música y de las artes, de los teatros y de los legendarios cafés literarios que retrató con nostalgia Stefan Zweig en El mundo de ayer . Pero hay una Viena más allá de lo que marcan las guías y listas de imprescindibles . En Etheria Magazine queremos mostraros esas otras caras fuera de ruta, desconocidas y sorprendentes, en las que no faltan la cultura, el arte, la creatividad, la buena gastronomía y los espacios verdes y tampoco proyectos increíbles de mujeres inspiradoras . Seguid leyendo para descubrir la Viena polifacética de la que nadie te había hablado.
Freihausviertel, el barrio más libre y creativo Comenzamos en este barrio bohemio y alternativo ubicado a tan solo dos paradas de metro (U4) de la bulliciosa Karlsplatz y del Naschmarkt, el mercado más famoso de la ciudad. Su nombre hace referencia a la Freihaus (Casa libre), un enorme complejo residencial construido por un noble austriaco en el siglo XVII, llamado así porque tanto el propietario como los inquilinos estaban exentos de impuestos. En su época, el Freihaus albergaba numerosas tiendas, un jardín, capilla, biblioteca y también un teatro en el que Mozart estrenó La flauta mágica en septiembre de 1791. El complejo fue derribado en la década de 1930 pero su espíritu libre y creativo permanece. Si visitáis este lugar no podéis pasar por alto uno sus secretos mejor guardados, el Planquadrat Park , un jardín autogestionado de libre acceso nacido gracias al esfuerzo de los vecinos por unir varios patios interiores y llenarlos de vegetación. Visitar el Museo del Tercer Hombre , consagrado al clásico de Joseph Cotten y Orson Welles, es otra buena recomendación, pero nada mejor que perderse por sus calles y plazas para descubrir la identidad de este barrio en el que no faltan cafeterías, tiendas de segunda mano, galerías de arte, coquetas negocios de moda y decoración y pequeñas salas de cine.
*Sigue leyendo en Etheria Magazine: Planes esenciales en Viena con amigas para vuestro uso y disfrute .
Un pequeño cine de barrio del Freihausviertel. © Yolanda Cardo Porcelana fina (y adictiva) y una mujer con una misión El Freihausviertel ha resistido a la invasión de las grandes marcas. Aquí todavía es posible encontrar maravillosos comercios como la tienda-taller de porcelana fina, Feinedinge , fundada por Sandra Haischbeger . En Margaretenstrasse 35, Sandra y un pequeño equipo formado solo por mujeres , “sencillamente eran ellas las que mostraban más sensibilidad”, dice, fabrican artesanalmente exquisitas piezas de porcelana “glaseadas” solo por dentro para ceder parte del protagonismo a la finísima textura exterior. Las delicadas formas y la gama de colores de sus colecciones son sencillamente irresistibles, tanto que se han convertido en clásicos que sus clientes no dejan de pedir.
Sandra Haischbeger crea delicadas piezas y vajillas de porcelana. © Yolanda C. No lejos de allí, en un pequeño local de la Kettenbrückengasse, Susa Kreuzberger diseña y confecciona su propia línea de ropa, Madame with a mission , exclusivamente con tejidos naturales. Prendas únicas, sofisticadas y minimalistas, de gran calidad y cierta pátina punki, reminiscencia de su pasado transgresor, rebelde e inconformista. Una gran dama con una gran misión: “Mantenlo simple y sofisticado”.
La diseñadora Susa Kreuzberger, una Madame with a mission . © Yolanda Cardo Apuntes gastronómicos La oferta gastronómica igualmente es una buena excusa para tener este barrio en vuestro radar. En la Schleifmühlgasse , eje neurálgico del vecindario, se ubican dos de los lugares favoritos del vecindario: el Café Anzengruber que presume de servir el mejor Wiener schnitzel (el popular escalope empanado) de toda Viena; y el Vollpension , un coqueto café que emplea a personas mayores, nacido de la nostalgia de un joven emprendedor por las tartas de su abuela. El proyecto es todo un ejemplo de inclusión social y un punto de encuentro entrañable. Una última recomendación es la tienda-restaurante Meinklang Hofladen , en Margaretenstrasse 58. El local se abastece mayormente de productos (carnes, frutas, verduras, productos lácteos o embutidos) de la granja Meinklang, en Neusiedl am See, en el cercano estado de Burgenland.
Vollpension, un acogedor café del Freihausviertel. © Yolanda Cardo Karmeliterviertel, un crisol cultural El canal del Danubio separa el distrito histórico de este barrio que ha sabido mantener su esencia mientras cultiva otra contemporánea y alternativa. En el Karmeliterviertel, centro de la comunidad judía en Viena, lo mismo te cruzas con un judío ortodoxo que con un hípster en bicicleta. Este eclecticismo se traslada igualmente a la fisonomía de sus calles y plazas. Por ejemplo, vemos pequeñas placas conmemorativas incrustadas en el suelo en recuerdo de las víctimas de los pogromos de noviembre de 1938, también instalaciones luminosas, coronadas con la estrella de David, ubicadas en los lugares donde estaban las sinagogas que fueron destruidas en aquellos trágicos sucesos. Y entre toda esta red de memoria colectiva florecen coloridos murales que artistas grafiteros imprimen en los edificios durante el festival de Street art Calle Libre.
Mural de César Bahamonte en el Karmeliterviertel. © Yolanda Cardo Vino, chocolates y un mercado con mucho ambiente Johann Strauss nació y vivió en este barrio. El compositor estrenó su célebre vals El Danubio azul en la desaparecida Sala Diana , muy cerca de Dulceria Chocolates , una pequeña tienda en Lilienbrunngasse 5, donde Manuela Torres elabora a mano deliciosos chocolates veganos y kosher. En la cercana Karmeliterplatz, Claire Yuan regenta Vinifero Weinar , una vinoteca especializada en vinos naturales entre los que no faltan referencias españolas de Vilafranca del Penedès o Toledo. La empresaria es además cofundadora de Female Wine Collectivo , una red de mujeres vinculadas al vino nacido de la necesidad de crear un espacio seguro y tener visibilidad.
Claire Yuna es la propietaria de Vinifero Weinbar y cofundadora del Female Wine Collective. © Yolanda Cardo El Karmelitermarkt es el corazón del barrio. En esta animada plaza encontraréis variopintos puestos con frutas, flores, quesos, embutidos o verduras, pero también un buen número de cafés y locales gastronómicos donde comer o simplemente tomarse un descanso. Aunque para relajarse, si el tiempo lo permite, mejor hacerlo tumbadas bajo el sol en el Augarten , un espléndido parque donde residen los famosos Niños Cantores de Viena. Otra institución, la Fábrica de Porcelana Aurgaten y dos inmensas torres de cemento armado, construidas en la Segunda Guerra Mundial como defensa antiaérea, también forman parte de estos bellos jardines, que se encuentran entre los más antiguos de la ciudad.
El Karmelitermarkt es el corazón del barrio judío. © Yolanda Cardo Sonnwendviertel, el barrio de futuro y de los proyectos colaborativos Christiane Erharter lleva ejerciendo de curadora del programa Community Outreach (divulgación comunitaria) desde 2018 y continúa hablando de su trabajo con el mismo entusiasmo de un principiante. Su labor consiste en generar sinergias, en involucrar activamente a grupos y comunidades que comparten intereses. Seguir alimentando la histórica pasión por la cultura de los vieneses pero desde un perspectiva democrática, alejada de los grandes salones. Y lo hace desde el Belvedere 21 , la sede de arte austriaco contemporáneo del palacio del mismo nombre.
Christiane Erharter, curadora del Belvedere 21. © Yolanda Cardo El museo se encuentra muy próximo al Sonnwendviertel , un barrio que comenzó a construirse a principios del siglo XXI sobre una antigua zona ferroviaria. Ahora es un catálogo de arquitectura contemporánea y un laboratorio de proyectos colaborativos vecinales entre los que destaca el Gleis 21, un edificio de viviendas que también es un espacio comunitario y cultural donde se imparten talleres, cursos de cocina o se celebran conciertos.
Zonas verdes del barrio Sonnwendviertel. © Yolanda Cardo Un alojamiento original y una gran zona verde En este núcleo residencial son pocos los negocios que han sobrevivido al tsunami del progreso. Daniela Gegenbauer es la propietaria de Wiener Gästezimmer , un original alojamiento sostenible situado en la primera planta de una antigua fábrica de vinagre fundada por la familia de su esposo en 1899. Mientras que él sigue elaborando vinagres, Daniela hizo realizad su propio sueño convirtiendo los antiguos apartamentos del edificio en originales habitaciones de estilo industrial. Como en cualquier barrio moderno que se precie, los vecinos del Sonnwendviertel disfrutan de una gran zona verde. El parque Helmut Zilk se extiende a lo largo de 70.000 m2 abriéndose paso entre modernos bloques de edificios y aderezado con instalaciones deportivas, zonas infantiles, cafeterías y terrazas donde disfrutar del skyline de la Viena más futurista.
Daniela Gegenbauer en una de las habitaciones de Wiener Gastezimmer. © Yolanda Cardo Guía práctica Etheria Magazine La Viena City Card es la forma más sencilla de moverse por la ciudad durante 24, 48 o 72 horas. Una opción interesante es incluir el CAT, el tren directo que comunica el aeropuerto con el centro en poco más de 15 minutos.
Si os gustan las visitas guiadas os aconsejo hacerlo con Basti y Gabi Knöbl de Rebel Tours , dos simpatiquísimos hermanos que conocen al dedillo todos los recovecos de la ciudad.
El Hotel Indigo Vienna es perfecto para alojarse. Bonito, confortable y céntrico.
Tomad nota de tres restaurantes muy recomendables: Glacis Beisl en el Barrio de los Museos; el Café Goldegg próximo al Palacio-museo Belvedere; y el Tian Bistro de Spittelberg del conocido chef Paul Ivic.
Por último, no dejéis de tomar una copa “con vistas” en el Das Loft, el bar situado en la planta 18 ª del SO/Vienna, el lujoso hotel diseñado por Jean Nouvel.
Más información Turismo de Viena .
También te puede gustar…
Así es la verdadera historia de Sisi, y no es de cuento