Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de España. ©Yolanda Cardo Las aguas del Cantábrico y las cumbres de su cordillera configuran la fisonomía de estas hermosas tierras. El azul que decora sus costas se transforma en una generosa gama de verdes para cubrir sus prados y frondosos bosques. Podemos pasear por la orilla del Cantábrico o adentrarnos en su exuberante naturaleza siguiendo alguna de sus numerosas rutas. Recorrerlo es descubrir infinidad de rincones idílicos, enamorarnos de sus espléndidos paisajes y dejarnos seducir por el encanto de sus pueblos y sus ciudades. Un lugar donde perderse y no querer regresar a casa. Donde, al fin, la palabra tranquilidad revela todo su significado. Ya lo dicen ellos, Asturias es un paraíso natural.
Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Barro en la localidad de Niembro. © Yolanda Cardo Imprescindibles en una ruta por Asturias en coche En este índice puedes consultar las propuestas que más te atraigan para tu viaje a Asturias en coche: visitar sus playas, recorrer sus pueblos de interior, las ciudades o los entornos naturales. Sea cual sea tu elección o incluso si lo mezclas todo, el resultado será acertado.
1. Playas de Asturias : • Andrín y Ballo • Torimbia, paraíso nudista • Gulpiyuri • Los Quebrantos • Playa del Silencio
2. Pueblos costeros de Asturias :• Llanes • Niembro • Ribadesella • Lastres • Cudillero • Luarca
3. Pueblos de interior : • San Juan de Beleño • Cazo y Pen • Cangas de Onís • Cangas del Narcea
4. Triángulo para urbanitas : • Gijón • Avilés • Oviedo
5. Naturaleza en estado puro : • P. N. Picos de Europa • P. N. y Reserva de la Biosfera de Ponga • Reserva Natural Integral de Muniellos
Las playas gemelas de Andrín y Ballota. © Yolanda Cardo 1. ¡Vaya, vaya, aquí sí hay playas… y muchas! La costa asturiana presume de playas. Las hay infinitas y minúsculas, apacibles y salvajes. Todas únicas, espectaculares. Aquí van algunas sugerencias, para recorrer el Principado, casi, sin salir del agua.
Playas gemelas: Andrín y Ballota A escasos kilómetros de Llanes se encuentran las playas de Andrín y Ballota, unas magníficas conchas marinas que rivalizan en belleza, pero no en bravura (Andrín es frecuentada por surferos mientras que Ballota es más tranquila), separadas por un rotundo acantilado. No podréis bañaros en ambas a la vez pero sí contemplarlas desde el mirador de La Boriza. Una privilegiada atalaya con unas espectaculares vistas sobre la costa llanisca.
Panorámica de la playa de Torimbia. © Yolanda Cardo Playa Torimbia, un paraíso nudista Entre Llanes y Ribadesella, arropada por acantilados, una extensa alfombra de fina arena nos da la bienvenida a la playa de Torimbia. 500 metros de aguas paradisiacas de fácil acceso y muy apreciadas por los nudistas en los años 60.
Una “mini” playa: Gulpiyuri Puede parecer una peculiar laguna pero Gulpiyuri es una playa interior, cerrada al Cantábrico por un pequeño acantilado que filtra sus aguas. Muy pequeña pero con mucho encanto, eso sí, tardaréis más en llegar a ella que en recorrer de punta a punta sus escasos 50 m catalogados como Monumento Nacional.
La diminuta playa de Gulpiyuri. © Yolanda Cardo Los Quebrantos, la mayor playa de Asturias Y de la más pequeña nos vamos hasta el arenal más extenso de Asturias, la playa de Los Quebrantos, en San Juan de la Arena. Un magnífico litoral, de más de 800 metros, conectado con el playón de Bayas con el que suman un total de 3 kilómetros de arenas trufadas de impresionantes farallones que bien podrían ser digno escenario del impactante final de El planeta de los simios .
A escasos 10 kilómetros de Cudillero se encuentra San Pedro de la Ribera. Hasta allí acuden las aguas del río Esqueiro para encontrarse con el mar formando un bello paisaje de cantos rodados y arena dorada. Merece la pena visitar el cercano pueblo de Soto de Luiña y probar las deliciosas empanadas de la panadería La Estrella.
Farallones y cantos rodados en la playa del Silencio. © Yolanda Cardo Playa del Silencio Un último apunte nos lleva hasta la sugerente playa del Silencio. Una agreste ensenada de piedras, donde la fiereza del Cantábrico enmudece ante los islotes que emergen de sus aguas. Escarpados acantilados protegen esta hermosa costa, considerada como una de las más bonitas del Principado. Un camino de tierra y una escalera conducen hasta sus aguas, quizás por ello no suele estar muy concurrida y la tranquilidad está asegurada.
Llanes, un pueblo con mucho patrimonio y encanto © Yolanda Cardo 2. Pueblos más bonitos de Asturias Los meses estivales se convierten en un hervidero de turistas que inundan las calles y restaurantes de algunos de los enclaves más bonitos de nuestra geografía. El ocaso del estío les devuelve la quietud y el apacible encanto propio de estas villas de pescadores, el momento perfecto para visitarlos.
Llanes Comenzamos en la “muy noble y leal villa” de Llanes. Un enclave único en el extremo oriental de la costa asturiana, dividida en dos por las aguas del río Carrocedo convertidas aquí en ría. La localidad ha sido escenario de numerosas producciones como Remando al viento , El detective y la muerte , El abuelo o El orfanato . “Llanes de cine ” muestra los numerosos espacios del concejo que han sido plató en infinidad de rodajes. Además de la original ruta cinematográfica, este antiguo pueblo de pescadores, de principios del siglo XIII, atesora un patrimonio monumental extraordinario: las murallas que lo protegen de las embestidas del Cantábrico y antaño de sus enemigos, la basílica de Santa María del Concejo, el palacio de Cercáu, el de Posada Herrera, el del Duque de Estrada o las maravillosas casonas de indianos que dan buena fe del pujante pasado de la localidad. Su esencia marinera, distraída entre tanta aglomeración de visitantes y terrazas, se percibe aún mientras paseamos por las calles del casco antiguo, por las laderas de la ría donde reposan coloridas embarcaciones o mientras fotografiamos los bloques de hormigón de la escollera, pintados por Agustín Ibarrola.
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Niembro A unos 8 km al oeste de Llanes, por la carretera LLN-11, aparece, como un espejismo, un lugar tan bello como melancólico, Niembro. Un diminuto pueblo costero engarzado al final de una marisma, que alfombra la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Barro y su cementerio, en el que merece la pena parar para contemplar el reflejo del bucólico conjunto en las aguas.
Casonas y palacetes en la playa de Santa María de Ribadesella. © Yolanda Cardo Ribadesella El Sella se alía con el mar en Ribadesella para ofrecer uno de los paisajes más emblemáticos y espectaculares de la costa asturiana. Este municipio de pendientes imposibles y vistas espectaculares, mires donde mires, resulta un buen lugar para disfrutar de la sabrosa gastronomía marinera . Dejaros seducir por las fantásticas vistas de las casonas y palacetes, de la playa de Santa María, desde el majestuoso paseo de la Grúa, decorado con murales de Mingote, que discurre paralelo a la ría del Sella, antes de ascender hasta la ermita de Guía en lo alto del Monte Corberu, un magnífico balcón al Cantábrico.
Lastres Nos vamos hasta Lastres, en el concejo de Colunga, un lugar que la serie televisiva Doctor Mateo hizo muy popular. Un precioso pueblo pesquero de casas blasonadas y calles empedradas, empinadas y angostas, perfumadas de salitre, encaramadas a la roca para ofrecer, desde cualquier rincón, idílicas vistas a un mar que se antoja muy cercano. Para disfrutar de una de las panorámicas más espectaculares del litoral acercaros hasta el mirador de San Roque al que se accede por una cuesta, bastante empinada, pero con una gratísima recompensa al llegar hasta el final. No dejéis tampoco de visitar el faro de Luces, en la aldea del mismo nombre situado en el impresionante cabo de Lastres.
Vista de Lastres desde el mirador de San Roque © Yolanda Cardo Cudillero Los acantilados de la costa asturiana le hicieron hueco a uno de los pueblos más bonitos de Asturias y de los más pintorescos del litoral español, Cudillero, el “anfiteatro de Asturias”. Su peculiar orografía, entre el mar y la tierra, sus serpenteantes calles de coloridas casas, sumado a su tradición pesquera, le han convertido en uno de los enclaves más concurridos y fotografiados del Cantábrico.
Luarca Aunque la lista podría ser mucho más extensa, el broche final lo ponemos en Luarca, la capital del concejo de Valdés. Un enclave que lo tiene todo para enamorar: un río costero, el Negro, que desemboca en su playa, un litoral de bellos acantilados y un entorno natural de una biodiversidad pasmosa: el Monumento Natural de las Hoces del Esva, la Reserva Natural Parcial de Barayo o el cabo Busto. Además es lugar de paso del Camino y Santiago y alberga un museo en honor a su ciudadano más ilustre, el Premio Nobel Severo Ochoa , cuyos restos descansan en el cementerio de la localidad situado en un promontorio con vistas espectaculares.
Vista de Luarca desde el puerto. © Yolanda Cardo 3. Pueblos de interior San Juan de Beleño Alejados de la costa, el interior del Principado esconde coquetos pueblos perfectos para detenerse. Uno de ellos es San Juan de Beleño, capital del Concejo de Ponga, un territorio tan hermoso como desconocido, ideal para el turismo de naturaleza. El tiempo parece haberse detenido en las tranquilas calles de este municipio que exhibe magníficas casonas de arquitectura regionalista, casas de indiano y paneras. Además, un interesante ecomuseo recoge la memoria del oficio de la madera , propio de la zona, y sus diferentes usos. A poco más de 5 km se encuentra el acceso a la Ruta Arcenorio que transita por el magnífico bosque de Peloño, un tupido hayedo de 1.500 hectáreas. Antes de iniciar la ruta, encontraréis una pasarela adaptada con dos fantásticos miradores: uno al valle de Ponga y el otro a los Picos de Europa y al magnífico desfiladero de los Beyos.
San Juan de Beloño, capital del concejo de Ponga. © Yolanda Cardo Cazo y Pen También en el concejo de Ponga, una visita muy recomendable es la recoleta parroquia de Cazo. Un pequeño municipio que ha convertido sus numerosos hórreos y paneras en un museo etnográfico al aire libre, con explicaciones sobre el antiguo uso de estas singulares construcciones.
En la recóndita aldea de Pen no tienen tantos hórreos pero sí presumen de tener la panera más grande de toda Asturias , sustentada nada menos que por 14 pegollos (patas). La ruta mitológica del Beyu Pen , que finaliza aquí, comienza en el pueblo de Santillano y transita por un maravilloso bosque encantado en el que las rocas, decoradas con musgo, tienen rostro y en los árboles centenarios se esconden personajes fantásticos como bruxas o xanas .
Ruta mitológica de Beyu Pen. © Yolanda Cardo Cangas de Onís Cambiamos de concejo y de paisaje. Estamos en la antesala de Picos de Europa y sus hermosos, aunque masificados, lagos de Covadonga. Cangas de Onís, la que fuera capital del reino de Asturias hasta el 774, merece una parada pausada. Además de su fotogénico puente de piedra, del que cuelga la cruz de la Victoria, sobre el río Sella, el casco antiguo resulta perfecto para pasear y disfrutar de la sabrosa gastronomía asturiana en alguno de sus bares o restaurantes. Una regia estatua del heroico Don Pelayo preside los jardines que conducen a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su singular campanario de tres pisos. Muy aconsejable también visitar la ermita de la Santa Cruz , que conserva en su interior un dolmen del 4000 a.C.
El famoso puente de piedra de Cangas de Onís. © Yolanda Cardo Cangas del Narcea Si aún no conocéis Cangas del Narcea os recomendamos que le hagáis hueco a esta apacible localidad de rincones encantadores. Acercaos hasta la plaza de la Oliva en busca de la oficina de Turismo, ubicada en el palacio de Omaña, justo enfrente encontraréis la basílica de Santa María Magdalena. Detrás del templo os sorprenderá un moderno puente colgante construido en 1971 para comunicar la villa con el barrio del Fuejo. Al atravesarlo os encontraréis con una de las vistas más bonitas, un puente de factura medieval que se eleva sobre la confluencia de dos ríos, el Naviegu y el Narcea, y de fondo la blanca capilla del Carmen. El municipio es además un paraíso para los celíacos ya que cuenta con una red de establecimientos certificados para evitar sustos provocados por las intolerancias alimentarias.
Puente medieval en Cangas del Narcea. © Yolanda Cardo 4. Triángulo para urbanitas: Oviedo, Gijón y Avilés Este “paraíso natural” tiene además grandes ciudades, en las que por cierto la naturaleza también está muy presente.
Centro Niemeyer de Avilés. © Yolanda Cardo Avilés Comenzamos en Avilés. En la actualidad nada tiene que ver con aquella urbe humosa y gris donde, desde los años 50, se erigían los altos hornos a lo largo de su ría. Al igual que Bilbao, la ciudad aprovechó la catarsis post-industrial para virar hacia un modelo más amable y de marcado carácter cultural. El arquitecto Óscar Niemeyer ubicó en plena ría el Centro Niemeyer , convertido en símbolo de la ciudad y en un potente foco turístico. Pero si atravesamos el puente que lo conecta con el casco urbano nos encontramos con un lugar realmente sorprendente de bellas edificaciones señoriales, calles porticadas, diáfanas plazas y hermosos jardines que revelan su elegante pasado señorial.
Espectacular playa de San Lorenzo, en Gijón. ©Yolanda Cardo Gijón Gijón en cambio gira en torno a la espectacular playa de San Lorenzo. Imprescindible recorrer su paseo marítimo de punta a punta para admirar las vistas de la bahía y el cerro de Santa Catalina rematado por la obra de Eduardo Chillida ‘Elogio del Horizonte ‘. La Plaza Mayor y las calles circundantes están llenas de sidrerías y restaurantes para tomar sus famosos culines acompañados de alguna tapa. Si viajáis con niños, o si no, podéis visitar el Acuario Bioparc , junto al puerto deportivo. A las afueras, a unos 3 km, se encuentra el edificio más grande de España, ‘La Laboral ‘, un monumental espacio construido entre 1946 y 1956 que alberga en su interior una universidad, un teatro y una iglesia cuya torre mide nada menos que 130 metros de altura.
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San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco, dos joyas del prerrománico en Oviedo. © Y. Cardo Oviedo El triángulo urbano lo corona la capital, perfecta para una escapada larga. Oviedo armoniza el dinamismo de una gran ciudad con el sosiego del entorno rural que la rodea. La mejor manera de tomarle el pulso, y la dimensión, es observándola desde el cercano monte Naranco. Además de la vista, allí se encuentran dos de las joyas del prerrománico asturiano, Santa María del Naranco , símbolo del Principado, y San Miguel de Lillo .
Elegante y señorial, Oviedo exhibe estilo y presume de casco histórico. La catedral Metropolitana de San Salvador se puede visitar y es una actividad totalmente recomendable, como también los es el cercano museo de Bellas Artes. Y para disfrutar de su ambiente y de su gastronomía, nada como pasear por el conocido como Bulevar de la Sidra en la calle Gascona.
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Mirador en la ruta del Arcenorio. © Yolanda Cardo 5. Naturaleza en estado puro Parque Nacional Picos de Europa Y haciendo honor a su eslogan, hablemos de naturaleza. El Parque Nacional Picos de Europa , el primero declarado en España, y los lagos de Covadonga no necesitan presentación. Aunque debe, sin duda, formar parte de nuestras recomendaciones, en este caso será cautelosa pues su fama se ha convertido en su peor aliado. Estas bellas cumbres, a pesar de las restricciones de acceso, resultan un destino excesivamente masificado durante el buen tiempo. Para disfrutarlas y protegerlas, mejor fuera de temporada.
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Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Ponga El Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Ponga en cambio es un gran desconocido. Situado en la parte centro-oriental de la cordillera Cantábrica, en el rural concejo de Ponga, podemos acceder a él desde San Juan de Beleño, la capital del concejo de la que ya os hemos hablado. Existen numerosas rutas que recorren sus idílicos paisajes de frondosos robledales, abedulares o hayedos como el Bosque de Peloño , extensos pastizales alpinos, valles glaciares y majestuosos cordales rocosos. El río Ponga dibuja aquí unas magníficas foces y las aguas del Sella esculpen el espectacular desfiladero de los Beyos. Un auténtico edén por descubrir.
El verde impregna el desconocido Valle de Ponga. © Yolanda Cardo Reserva Natural Integral de Muniellos Asturias es un territorio hermoso que esconde preciosos tesoros. Dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, declarado Reserva de la Biosfera, se encuentra la Reserva Natural Integral de Muniellos. Su grado de protección es tan alto que solo pueden acceder diariamente, previa autorización, 20 personas . Si queréis visitarla es importante que lo planifiquéis con suficiente antelación para no quedaros con la miel en los labios. Precisamente, en el camino de acceso, veréis colmenas protegidas de los golosos osos por unos curiosos muros circulares de piedra, sin cubierta, llamados cortines.
Antes de acceder a la reserva es aconsejable visitar el centro de recepción donde encontraréis toda la información necesaria para acometer la ruta, además de unos magníficos miradores a este grandioso enclave. Una vez dentro, la experiencia resulta impactante. Naturaleza en estado puro , un lugar donde la mano del hombre apenas ha intervenido. Espléndidos robles centenarios, acebos, avellanos, abedules y hayas conviven con numerosas especies como corzos, jabalíes, nutrias, gato montés, lobos, anfibios, reptiles, el amenazado urogallo y, por supuesto, el oso pardo. Las aguas del río Muniellos atraviesan el frondoso bosque generando unos paisajes únicos e inolvidables.
Reserva Natural Integral de Muniellos. © Yolanda Cardo Guía exprés de Asturias | Etheria Magazine Dónde dormir en tu ruta en coche en Asturias • Casa rural La casina de Toñita . Un encantador alojamiento en la aldea de Cazo con unas espectaculares vistas. Tel. 679 593 404 o en lacasinadetonita@gmail.com • Para una estancia de lujo, el Hotel CoolRooms de Luces . El único Relais&Chateaux del Principado a solo 2 km de Lastres. • En Oviedo el Gran Hotel las Caldas . Un hotel balneario perfecto para descansar.
Información práctica Solicitud de acceso a la Reserva Natural Integral de MuniellosMás información en la web de Turismo de Asturias.