La combinación de mesones castellanos, tascas de toda la vida y locales cosmopolitas hacen de Valladolid un destino ideal para un fin de semana gastro con amigas. Desde Etheria Magazine lo comprobamos empezando la ruta por ‘parroquias’ que no tienen ni un santo, pero sí mucho vino. ¡Hay tantas opciones! Plaza Mayor de Valladolid. © Kelu Robles Es la hora del vermú de un sábado y toca hacer hueco para alcanzar la barra de La Cárcava . “¡Un Mortadelo, dos Guanches, un Torrente!”. Las manos del camarero no dejan de tirar cañas y de servir tapas que por tener, tienen hasta mote. La ciudad de Miguel Delibes lleva viviendo una revolución gastronómica desde la llegada del AVE en 2007 y con la celebración anual del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas , que ya cuenta con XIV ediciones, pero su éxito va más allá de tapas y buenas comunicaciones. No te pierdas nuestra guía de bares en Valladolid para triunfar en tu próxima escapada con amigas.
Restaurante Jero. © G. Villamil-El Norte de Castilla Picoteo en el centro histórico de Valladolid La acogedora barra del Restaurante Jero , en la calle Correos, es un clásico excelente para abrir boca. Su escaparate de pinchos muestra toda clase de mini elaboraciones donde entran en juego huevos de codorniz, pimientos asados, salmón ahumado, solomillo con foie —y mucho más— en innumerables combinaciones, pero casi siempre sobre los cimientos de una rebanada de pan.
Tapa del © Restaurante Los Zagales. Desde que en el año 2010 el pincho Tigretostón ganara el VI Concurso Nacional de Tapas, la cocina de Los Zagales sigue gozando de una trayectoria impecable. El trampantojo más famoso de Valladolid está protagonizado por morcilla, queso, cebolla roja y pan de centeno con un resultado muy original. Además, el local cuenta con una privilegiada ubicación junto a la Plaza Mayor (Calle Pasión, 13).
Bocadito de bonito con anchoas de La Tasquita. Es preciso hacer un alto en el camino para rendirse ante las croquetas de El Corcho , aunque sus jugosas tajadas de bacalao también representan un dignísimo papel secundario. Si nos quedase algún resquicio de gula —hambre ya damos por hecho que es imposible—, cabe añadir una advertencia sobre el lenguaje propio que se emplea en La Tasquita : donde anuncian ‘canapés’ y ‘bocaditos’, en realidad quieren decir ‘hermosos trozos de pan castellano’ cubiertos por gambas y ajitos, solomillo al queso Roquefort o bonito con anchoas, sus tostas estrella.
Las frituras de rabas de La Teja , en la céntrica Plaza Martí y Monsó, nos recuerdan que Valladolid siempre ha tenido muy buenas relaciones con el pueblo cántabro y sus delicias. Las raciones no se sirven sobre platos. Teniendo tejas…
Lo mejor para acompañar las tapas es tomar vinos con Denominación Origen Rueda y Ribera del Duero. En nuestra particular Ruta por la N-122 te ofrecemos una divertida escapada enoturística por la provincia con paradas en Peñafiel, Protos y Villacreces.
Marina Cruz y Sara Cabello, del Restrobar Tigo y Migo. Bocados para todos La jovialidad de Sara Cabello y Marina Cruz, las directoras del Restrobar Tigo y Migo, se refleja en la atención con la que tratan a sus clientes y en el mimo con el que elaboran sus menús diarios. La tortilla de patata y la lasaña de boletus con aceite de trufa merecen una mención especial.
(©) Casa Tino, un clásico de Valladolid. Tomando como referente el antiguo Suazo —una casa de comidas del año 1939—, Tino Martínez y Gloria López fundaron Casa Tino en el mismo local, pero cincuenta y cuatro años después. Su propósito era continuar con el gran legado del Suazo y ofrecer los mejores huevos fritos de la capital . Si añadimos a esta ecuación unos torreznos con chorizo y una ensalada de ventresca con tomate —de esos de los que ya no quedan, con auténtico sabor a tomate—, habremos probado, al completo, la carta de este castizo restaurante. Actualmente se encuentra en el número 1 de la calle Alarcón y sus 26 años de historia respaldan con éxito la sencillez de su menú. ¿Para qué más?
No olvides pedir las almejas con foie, las alcachofas con jamón o el pulpo a la parrilla de El Majao de Sebi porque nunca defraudan. La privilegiada situación de su terraza, en plena Plaza Mayor, es un punto a su favor.
© Interior de GastroLAVA durante uno de sus eventos. Comer con estilo Tras acudir a un show de la Sala Concha Velasco en el Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA ), los amigos José Manuel Manzano y María Eliecer pensaron que este espacio de investigación artística sería perfecto para fundar GastroLAVA , un lugar de esos donde se cuida hasta el último detalle: el ambiente, las elaboraciones, su refinada vajilla londinense… De su carta nos quedamos con el tartar de atún aliñado , con los raviolis de rabo de toro y con la torrija de pan brioche.
(Izq.) La afamada crema de ajoarriero, foie fresco a la plancha y lengua de vaca ahumada del Restaurante Dámaso. (Dcha.) Sardina ahumada con escalibada de lechugas y vinagreta de huevas de mújol y cebollino, del Restaurante Gabi García. Dejarse llevar por los guisos de temporada es una de las filosofías del Restaurante Dámaso . No existe una carta como tal, y es el propio chef el encargado de recitar ante los comensales sus propuestas diarias. Eso sí, cuenta con un menú degustación que se actualiza mensualmente. En este panorama de calidad hay que incluir el restaurante de Gabi García . En sus mandamientos destaca el aprecio por los productos de cercanía, como las alcachofas y los espárragos de Tudela de Duero .
© Corinto Gastro Lounge. El ambiente distendido del Corinto Gastro Lounge lo convierte en un lugar ideal para una cena con amigas en el centro de Valladolid . Su peculiaridad reside en la ambigüedad de ciertos aspectos, como su decoración vintage con toques industriales, y sus dos barras, una más expuesta a la calle y otra más íntima dentro del restaurante. La carta combina lo urbano de las hamburguesas y los sándwiches con opciones como el tataki de atún rojo y las albóndigas de carrillera.
© Taberna Wabi Sabi. Otros aires vallisoletanos Dentro de la oferta internacional, la Taberna Wabi Sabi es el mejor estandarte de la cocina nipona en Valladolid. Su carta va más allá de los conocidos makis, sushis y sashimis, lo que la hace especialmente interesante. En la decoración se desarrolla el concepto japonés que indica su nombre: Wabi-Sabi compagina el minimalismo con la calidez de la naturaleza. No dudes en llevar a tu pareja para disfrutar de una velada romántica y exótica.
Pilar Magdaleno, de Le Dolmen. Le Dolmen trae un pedacito de la gastronomía francesa a la orilla del río Esgueva (Paseo del Cauce, 52). Sólo por el mimo con el que su directora, Pilar Magdaleno, narra a los clientes en qué consiste la carta de quesos, crêpes y carnes —no te pierdas el pato curado o la carne a la piedra —, merece la pena acercarse a este lugar situado fuera del circuito histórico. Y todo a unos precios más que razonables.
Para probar otras elaboraciones francesas, italianas, indias y hasta hawaianas —como el poke , un tipo de ensalada compuesta a base de pescado crudo—, el autodenominado ‘crêpstaurante’ Eh, Voilà ofrece un amplio repertorio de cocina internacional. Su abanico de propuestas vegetarianas y veganas invita a gozar de una experiencia de lo más saludable.
En el chaflán más bonito de la ciudad se encuentra El Farolito , un histórico café que ha sido rehabilitado rindiendo homenaje a su propia memoria.
Vasos de Duralex, mesas con ribetes dorados y una gran barra de mármol nos invitan a retroceder a los años ochenta, la década en la que fue fundado.
© El Farolito (Valladolid). Si el frío o la lluvia arrecian, a pocos metros podemos cobijarnos en el elegante Pasaje Gutiérrez . Es una de las tres galerías comerciales del siglo XIX que quedan en España, París las exportó por toda Europa y la de Valladolid ha sido declarada Bien de Interés Cultural. Está repleta de cafés, pubs y alberga hasta una ‘sastrería’ donde, en realidad, se sirven cócteles.
Por esta ciudad de reyes, escritores y artistas han pasado —y están pasando— muchas más cosas que el Pisuerga: Mundiales de Tapas , festivales de cine como la Seminci y música, nuevos locales y bares, ¡cuántos bares! Valladolid tiene uno por cada 162 habitantes, superando la media nacional, que es de uno por cada 168. Son la prueba de que el placer gastronómico es una cuestión muy preciada en la vida de los pucelanos y nosotras, como mujeres viajeras y hedonistas que somos, os invitamos a que no perdáis más tiempo y vayáis a comprobarlo.
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