Puccini, nacido en Lucca, era un apasionado de la música, el tabaco, la caza, el cine y la fotografía. También sentía una gran atracción por los viajes y los coches. De hecho, el autor de La Boheme y Madame Butterfly mandó construir el primer todoterreno de Italia. Puccini sentado al piano en su casa de Milán. © Casa Museo Puccini Giacomo Puccini (Lucca, 1854 – Bruselas, 1924) pasó a la historia por haber compuesto óperas tan sublimes como Tosca , Madame Butterfly o Turandot , pero el genial compositor italiano también era un fanático de los viajes y de los coches, hasta el punto de que era capaz de pagar cifras astronómicas por adquirir el último modelo del que se encaprichaba.
Hemos viajado a su tierra, a la que lo vio nacer, a la Toscana, concretamente a Lucca , esa bellísima localidad italiana conocida como ‘la ciudad de las 100 torres y las 100 iglesias’. Ya os contábamos en 24 horas en Lucca todo lo que podéis hacer si solo pasáis un día allí. En esa apretada agenda hay que dejar tiempo para visitar la casa natal de Puccini , donde se encuentra su museo. Es el lugar idóneo para empaparse de la biografía del compositor, una vida jalonada de éxitos y fracasos, casi al 50%, tanto en el terreno profesional como en el personal. Y cuando las cosas no le iban bien, siempre encontraba remedio para sus males en los coches. Pero, eso sí, no le valía cualquiera.
La Piazza dell’Anfiteatro (Lucca) es una de las más animadas. © S.G. El último modelo Al parecer, se debe a Puccini la construcción del primer automóvil todoterreno italiano, pero vamos a empezar por el principio. El compositor de La Bohéme sólo pudo poner en marcha su carrera automovilística cuando tenía 47 años. Corría el año 1901 y fue entonces cuando se compró su primer coche, un ‘De Dion Bouton 5 CV’ un modelo que había visto en la Exposición de Milán y que, dos años después, lo sustituyó por un ‘Clement Bavard’. Desde entonces, se convirtió en un comprador compulsivo y no dejó de perseguir siempre el último grito en automoción, el último modelo.
Puccini en uno de sus coches. Con estos vehículos viajaba, causando la envidia general, por su tierra, desde Torre del Lago , una pequeña localidad junto al lago Massaciuccoli donde se había construido una bonita casa de dos plantas, hasta la elegante Viareggio o Forte dei Marmi , donde también pasaba temporadas.
Vista del casco histórico de Lucca. © Pilar Ortega Como buen aficionado (casi obsesivo) a los vehículos a motor, a Puccini le apasionaba la velocidad y hay constancia de que alguna vez se pasó. Por ejemplo, en diciembre de 1902 se sabe que la policía de Livorno le multó por ir demasiado rápido, troppo veloce que dirían los italianos. Y también pagó caro, en alguna ocasión, sus excesos, porque dos meses después de aquella multa tuvo un accidente. Sucedió una noche cerca de Vignola en la que su ‘Clement’, en el que también iban su mujer y su hijo, se salió de la calzada. Menos mal que no hubo que lamentar desgracias, sólo el músico acabó con una pierna fracturada que le dejaría cojo ya de por vida.
Fotografía de Puccini y estatua del autor ubicada frente a la entrada de su casa-museo, en Lucca. La caza sobre cuatro ruedas Sigamos con los coches que tan hechizado dejaban a Puccini. Porque ya había cogido carrerilla y enseguida quería cambiar de modelo. En 1905 se compró un ‘Sizaire et Naudin’ y poco después un ‘Isotta Fraschini’ y algunos Fiat. Con estos modelos disfrutó muchísimo en sus salidas personales y familiares, pero descubrió que no eran muy adecuados para ser utilizados en las fincas donde le gustaba practicar otra de sus grandes aficiones: la caza.
Así que, ni corto ni perezoso, Puccini pidió a Vincenzo Lancia, el fundador de la marca que lleva su apellido y un gran piloto de coches de carreras, que le diseñara un vehículo que pudiera conducir, campo a través, en terrenos abruptos.
Era el año 1919 y, después de unos meses, recibía el que se considera el primer todoterreno familiar de Italia (y posiblemente del mundo). Estaba hecho a medida y, por supuesto, el precio del mismo era astronómico. El capricho le costó nada menos que 35.000 liras de la época, el equivalente a 300.000 euros de ahora. Eso sí, tenía chapa reforzada y ruedas articuladas, algo que no fue suficiente para el exigente compositor italiano, que no quedó satisfecho del todo y finalmente se hizo con un ‘Lancia Trikappa’ y un ‘Lancia Lambda’.
La torre Guinigi (Lucca) con su jardín en el tejado. © Pilar Ortega Puccini, un tipo curioso Giacomo Puccini era un tipo curioso. Lo vemos en el Museo dedicado al compositor, donde se pueden apreciar numerosos objetos personales y algunos de los muebles originales de la residencia familiar. Nos cuentan que casi toda la familia estaba vinculada a la música y que, cuando perdió a su padre (tenía 5 años), al pequeño Giacomo le mandaron a estudiar con su tío Fortunato, quien pronosticó que estaba poco dotado para el arte musical, seguramente por su carácter rebelde e indisciplinado. Pero el tío Fortu se equivocó.
Estancia de la casa-museo de Puccini en Lucca. © Pilar Ortega Convertido ya en un compositor famoso, Giacomo Puccini mostró también interés por el cine y la fotografía y, siempre, siempre, por los viajes , porque sabemos que en agosto de 1922 organizó para sus amigos una ruta en automóvil por Europa . La comitiva constaba de dos vehículos. Uno era su ‘Lancia Trikappa’ y otro, un ‘Fiat 501’ de su amigo Angelo Magrini. Con ellos transitaron por Cutigliano, Verona, Trento, Bolzano, Inssbruck, Viena, Múnich, Ingolstadt, Núremberg, Fráncfort, Bonn, Colonia, Ámsterdam, La Haya, Constanza y otros lugares antes de regresar, de nuevo, a la Toscana italiana, de donde eran todos.
Iglesia de San Frediano (Lucca). © Pilar Ortega Se sabe que su último viaje lo hizo con su ‘Lambda’. Con él llegó hasta la estación de Pisa, donde debía de tomar un tren en dirección a Bruselas, para tratarse de su cáncer de laringe –sólo dejaba de fumar mientras dormía–. De aquel viaje nunca regresó vivo. Hoy sus restos mortales reposan en la hermosa villa de Torre del Lago, junto a los de su mujer y su hijo.
CONSEJOS ETHERIA Los hoteles con mayor encanto de Lucca se hallan en el casco histórico de la ciudad. Suelen ser familiares y se ubican en edificios y palacetes monumentales que conserva entre sus muros el aroma de los siglos. El trato suele ser muy exclusivo y la decoración siempre está cuidada con mimo. Recomendamos el Hotel Alla Corte degli Angeli , el San Luca Palace o el Palazzo Dipinto .
Todos los años en Lucca se celebra un gran mercado gastronómico que convoca a gran parte de los productores de la Toscana. Se llama Il Desco y suele celebrarse en otoño. En cualquier caso, la gastronomía de la zona tiene una muy buena fama merecida. No hay que dejar de probar los embutidos, la penzanella (un pan exquisito elaborado también con tomate y cebolla), los quesos pecorinos, los moluscos y crustáceos de Viareggio o el aceite de la Lucchesia.
A pocos kilómetros de Lucca, se encuentran el Parque de Pinocho , la elegante Viareggio (famosa por sus carnavales y sus palacetes señoriales en plena costa) y la Torre del Lago , donde cada verano se celebra por todo lo alto el Puccini Festival , dedicado a la música de cámara y sinfónica.
Casa Museo Puccini. Entrada general: 7 euros, reducida: 5 euros. Dirección: Corte San Lorenzo, 9. Lucca.
Más información de Turismo de Lucca .
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