Acabas de toparte con un anuncio sobre la vuelta al cole. Coleccionables, atascos, estrés. Estamos en septiembre y —reconozcámoslo— ni tú ni tus amigas estáis preparadas para afrontarlo. Una escapada a Soria con amigas bastará para sanaros.
¿Te imaginabas Soria así de verde? ©KR Soria es más verde de lo que imaginas y tan evocadora que conquistó a Antonio Machado. Y si aún no te ha conquistado, te damos ocho razones para una relajante fuga al lugar más despoblado de España.
1. Naturaleza para desconectar Ríos intrincados, tierra celtíbera de bosques silvestres y cañones pétreos. Conquistar los rincones más salvajes de Soria no es una tarea fácil. Ni por sus condiciones orográficas ni por sus carencias en infraestructuras —quizá te encuentres con algún cartel de Soria¡YA! que denuncia la inconclusión de la Autovía del Duero, entre otras cosas—. Su desconexión alimenta la sorpresa de viajeros que descubren aquí una realidad verde y frondosa. Tanto, que los pinares albares que la recorren son más propios de latitudes centroeuropeas que castellanoleonesas. Recuerdos glaciares de más de dos millones de años se vierten sobre el Pico Urbión y la Laguna Negra de Vinuesa , un gran iris esférico de aguas azabache rodeado por una pasarela que nos hace preguntarnos ¿por qué la Laguna Negra es negra?
Laguna Negra. El actual tono verdoso de la Laguna Negra responde al aumento de las temperaturas.
El perfil de la SO-920 , una carretera fetiche de moteros y amantes del asfalto, nos acompañará por este recorrido entre abetos y sabinas donde descubrir una imponente garganta calcárea de veinticinco kilómetros. Nos asomamos por el mirador de La Galiana hacia el cañón del Río Lobos . El precipicio más fotogénico de Soria da cobijo a buitres leonados de la cueva Grande y del Balconcillo en un entorno natural de vertiginosas laderas kársticas.
El cañón del Río Lobos desde el mirador de la Galiana. ©KR Todo apunta a que la ermita de San Bartolomé —a la que solo es posible llegar a pie— pertenecía a la encomienda templaria de San Juan del Otero.
Los misterios de la ermita de San Bartolomé. ©KR 2. Castillos y templarios Sentimientos de admiración y controversia se dan cita en la misteriosa ermita de San Bartolomé , un templo alejado de casi todo y escondido en plena naturaleza soriana. Hay quien busca en ella dar respuesta a cuestiones religiosas medievales o descifrar el significado de su iconografía. Un gaitero, dos danzantes y una cabeza tonsurada son algunos de sus emblemas, elevados sobre un punto de la geografía equidistante entre el cabo de Creus, en Girona, y el de Finisterre en A Coruña. ¿Casualidad? Se cree que por estos derroteros también transitaron los caballeros templarios del castillo de Ucero , erigido sobre un antiguo castro celtíbero . Visitar la cercana ciudad romana de Uxama Argaela , en Burgo de Osma, nos retrotrae a aquel período.
Un gran castillo pilota la parte más alta de Burgo de Osma. ©KR Recorrer los castillos de San Esteban de Gormaz , Burgo de Osma , Berlanga de Duero , Almazán y Medinaceli nos engulle en sus historias medievales de misterio y sangre. Estas fortalezas son la mayor prueba de las afrentas sorianas que hubo entre moros y cristianos durante la Reconquista.
El río Ucero a su paso por la muralla y la catedral de Burgo de Osma. ©KR 3. Pueblos con encanto La autenticidad de Calatañazor , las casitas empedradas de Yanguas , la riqueza patrimonial de Medinaceli o los palacios de Vinuesa . Descubrir el Conjunto Histórico-Artístico de Berlanga de Duero y el centro de Burgo de Osma —con catedral propia y un casco histórico de soportales y callejuelas— nos llevará por la ribera del río Duero por los mismos derroteros que el Cid Campeador. No te pierdas la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga ni la peculiar iglesia románica de la Virgen del Rivero (siglo XII), en San Esteban de Gormaz.
Iglesia de la Virgen del Rivero (siglo XII), en San Esteban de Gormaz. ©KR 4. La ciudad de los poetas Un paseo por las calles de Soria, un recuerdo infantil de tardes pardas y frías de invierno —aunque cuando Antonio Machado escribió este poemario no había llegado a la ciudad—, nos trasladará al periodo en el que el poeta trabajó como profesor en el instituto que hoy lleva su nombre. La docencia y el amor (en su caso, por la joven Leonor) reunieron en Soria a escritores procedentes de diferentes latitudes que encontraron aquí su inspiración. Gustavo Adolfo Bécquer , Gerardo Diego , Juan Antonio Gaya Nuño dejaron su impronta en la ciudad, así como Benito Pérez Galdós , Pío Baroja o Fernando Sánchez Dragó , que también han dedicado a Soria parte de su obra.
Las rutas literarias ofrecen la posibilidad de conocer la ciudad desde el punto de vista más bohemio y romántico.
“Soria es una ciudad para poetas”, decía Antonio Machado junto a las escalinatas de la ermita de San Saturio. 5. Ver gamusinos, ¡por fin! Como preferimos mantener el misterio en torno a los gamusinos, no vamos a publicar ninguna foto de cómo es su aspecto. Sólo te decimos que los verás anunciados en múltiples tiendas y que si te atreves a preguntar por ellos, te llevarás una sorpresa. Chocolate, dulce de leche, mantequilla fresca de Soria, ¿son los gamusinos sorianos aquellos ‘gamusinos’ que imaginábamos? Ya lo comprobarás.
Algunos rincones de San Esteban de Gormaz. ©KR 6. Conectar con el pasado Intrahistorias de hogares donde cada San Martín no se libra ni un cerdo. Callejuelas y ultramarinos. Mandiles floreados de señoras que llevan siendo señoras desde muy jóvenes (quizá demasiado). Todo suma y nos contagia la sensación de que estamos reviviendo nuestro pasado más rural y auténtico . Aquí el silencio de las siestas apenas será interrumpido por el repique de alguna campana. “Hoy tocan a muerto”, repite una señora a su vecina mientras barre una calle de San Esteban de Gormaz.
El Museo de la Trashumancia, en la pequeña localidad de Oncala, viene a recordarnos que no hace tanto tiempo que el pastoreo fue una actividad crucial en la provincia.
Tres estrellas gastronómicas sorianas: virutas, chuletillas de cordero y torreznos. ©KR 7. La ‘torrezno-adicción’ Los sorianos se toman tan en serio la calidad de sus torreznos que cada año celebran un concurso para determinar cuál es el mejor del mundo. La clave está en que la pieza sea crujiente y dorada por un lado, y el tocino tierno y magro por el otro. Pero que sepas que existe otro formato de torrezno que contiene un altísimo grado de adicción: las almitas o virutas se sirven en cucuruchos, quizá para que los tomes por la calle, en el aperitivo, por la noche o a la fresca en un banco, por proponerte algunas ideas. Si te entra el antojo torreznil en la capital soriana, El Mesón Castellano , en la Plaza Mayor, es una opción de toda la vida que nunca falla. El frescor de la arboleda del parque Cervantes nos lleva a probar los torreznos de El Kiosko , servidos en un formato de lo más coqueto. Se nos antojan para una velada romántica o de picos pardos. Esta sería suficiente razón para realizar un viaje a Soria con amigas…
Date un capricho en el balneario del hotel Castilla Termal Burgo de Osma. ©Castillla Termal 8. Dormir a pierna suelta Déjate de grandes hoteles y apartamentos. Viajar a Soria con amigas es la excusa perfecta para alojarte en una casa rural ‘de verdad’ , lejos de las grandes ciudades. Decimos ‘de verdad’ porque por haber, hay masificación turística en todo —hasta en el mercado del turismo rural—, por eso garantizamos que la provincia de Soria no es un parque temático de casas rurales y actividades creadas para entretener a los urbanitas. A Soria no le hace falta. Apunta el hotel Castilla Termal Burgo de Osma , situado en el antiguo edificio de la Universidad de Santa Catalina, para completar la ‘operación desestrés’ con tus amigas. La zona termal bajo el patio renacentista de este monumento del siglo XVI y su gran cúpula acristalada harán el resto. ¡Y ahora, a disfrutar!
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