La costa del Pacífico de Riviera Nayarit ofrece un tipo de exclusividad que no está basada en el lujo material sino en vivencias y entornos únicos. Descubre sus playas vírgenes recortadas por cerros selváticos y con olas que invitan a surfear, misteriosos manglares, comidas bajo palapas con vistas al mar y pueblos mágicos, que oscilan entre la elegancia y la bohemia. Acompáñanos a este México tan especial con tus mejores amigas y pásalo “padrísimo”. Mina Ibarra y Laura Aguilar, de Planeta Cacao. 1. La ruta clara y el cacao amargo Estamos en Riviera Nayarit. Recién llegados a Puerto Vallarta, hay que decir adiós a Jalisco para alcanzar la desconocida costa del Pacífico mexicana que abarca el estado de Nayarit. Nos resistimos a descansar en los apetecibles resorts de lujo de Nuevo Vallarta para ponernos manos a la masa. Nos invade la emoción al conocer un árbol como el cacao, con una historia tan rica. Este fruto fue el responsable de que Mina Ibarra y Laura Aguilar descubrieran en la cultura indígena nayarita una combinación de interés antropológico mesoamericano y el placer de volver a arraigar el cacao entre los agricultores de su tierra. Ellas, en Planeta Cacao , cuidan sus propios árboles, extraen semillas de cacao y elaboran chocolate con sus visitantes. No dudes de que te contagiarán el amor por un alimento tan valioso, que los mayas servían en vasijas de oro, y que llegó a ser moneda de cambio.
Playa Escondida, en Islas Marietas. 2. La playa más secreta, en islas Marietas Es imposible resistirse a tocar la orilla del Pacífico al pisar la bahía de Banderas. Al amanecer los pescadores de La Cruz de Huanacaxtle llegan a puerto con la satisfacción del trabajo bien hecho y con las capturas que se exhiben en los puestos del Mercado del Mar con vistas al océano.
Nos embarcamos porque uno de los mejores tesoros de Riviera Nayarit son las islas Marietas , un parque nacional que a punto estuvo de morir de éxito por el atractivo de sus remotas playas. Horadadas en la roca, solo puedes llegar a ellas nadando por túneles naturales como los 150 metros de playa Escondida , una de las más bonitas del mundo, a la que solo pueden acceder 15 personas al mismo tiempo. Los protagonistas del archipiélago son las islas Larga y Redonda, y sus valiosos arrecifes. Son frecuentadas por las ballenas jorobadas en invierno y por colonias de aves marinas, una de ellas el pájaro bobo de patas azules que nos observa cuando pasamos bajo los cantiles.
Sayulita, en Riviera Nayarit. 3. Sayulita, bajo los Ojos de Dios Por la carretera 200 nos adentramos en un road trip que pasa por Sayulita , cuya playa de olas perfectas es imán de surfistas veraniegos. Los lugareños afirman que el empedrado núcleo costero fue creado por el dios de las olas. Sus calles brillan animadas por los farolillos de colores que las sombrean. Si bien, lo primero que atrapa son los “ojos de dios”, un cuadrado de madera envuelto de coloridos hilos. Éste es un tradicional símbolo de poder y protección huichol, indígenas nayaritas que salvaguardaron sus raíces culturales de la influencia conquistadora. Una artista local propuso a la comunidad elaborar este amuleto, que significa el punto donde todo comienza, y colgarlo de sus calles. Las ganas de caminar bajo la protección de los dioses por Sayulita, un pueblo mágico de México por su colorista ambiente, son inmediatas.
Sara Kaminshine, directora de la fundación Entreamigos. 4. Una comunidad con estrella, San Pancho Si buscas en el mapa (al pie de la Sierra Madre) el pueblo de San Francisco, encuentras la cariñosa denominación de ‘San Pancho ‘, que es el nombre dado por sus vecinos a esta comunidad arrimada a una larguísima playa de arena bien blanquita. Se organizó como sociedad civil impulsada por el presidente mexicano Luis Echevarría Álvarez que deseaba borrar el despectivo “tercer mundo” con un innovador modelo de desarrollo donde la sociedad cobrara el protagonismo. Ha llegado a nuestros días con una notable actividad cultural y educativa.
En San Pancho se recicla, se aprende y se comparte saber, se difunde educación ambiental y se cuida de los pequeños mientras se beca a los estudiantes universitarios. La cultura es libre y compartida e impulsa el emprendimiento para beneficio común. Es un modo de vida solidario como desvela Sara Kaminshine , directora de la fundación Entreamigos . En las bodegas de una vieja fábrica de lácteos iniciaron su compromiso social que ha convertido a San Pancho en el primer destino cultural playero de México .
Erik Saracho, de Alianza Jaguar. 5. El amigo de los jaguares En San Pancho todos saben donde está el centro de información Alianza Jaguar , no así el fascinante felino que vive en esa selva que toca el pueblo al pie de la Sierra Occidental. Erik Saracho , un gran comunicador convertido en ambientalista, hizo de armonizar la convivencia de los agricultores y ganaderos locales con el amenazado felino su bandera al mando de esta asociación que busca implicar al mundo rural en la conservación del jaguar . Los 25 ejemplares en activo encontrados en el último censo en la Reserva de la Biosfera Sierra de Vallejo, que llega hasta San Pancho, apuntan que esos 22 años de trabajo comunitario han ayudado al mayor felino de las selvas mexicanas.
Galería Tanana. 6. Mirada huichol, viaje de color Los vivos colores de la artesanía huichol o wixárica, el mayor grupo indígena de Nayarit, son la puerta a otro mundo. Detrás de su irresistible belleza hay un simbolismo y una cosmovisión basada en sus creencias espirituales cuyo protagonista es el venado azul, dios guía Kauyumari que, relacionado con el peyote, les trajo hasta Nayarit. En Sayulita la cultura viva de los huicholes en la Galería Tanana te desvela sus delicados trabajo de estambre y cuentas de vidrio, o los trajes tradicionales masculinos blancos pero decorados alegremente con diseños simétricos mientras entras a un más allá de creencias animistas y saberes ancestrales.
Ecohotel Maraica, en Riviera Nayarit. 7. Ecología del Pacífico al dormir Siguiendo el equilibrio que los wixárikas buscan con su entorno llegamos a uno de los mejores lugares del litoral nayarita para sentirse llevado por el ritmo del oleaje del Pacífico bajo los grandes árboles de la selva. El ecohotel Maraica, camuflado en medio de la selva, se arrima al océano buscando un compromiso ambiental basado en las creencias de la tierra. Su lujo es el frescor del aire natural, la relajación que se respira en sus espacios comunes y sus enormes habitaciones con vistas al mar desde las que puedes ver a las ballenas jorobadas. Te vas a enamorar de su compromiso con proveedores locales, los materiales reciclados de su construcción o el concienzudo aprovechamiento del agua y sus placas solares, además de su maravillosa comida que te roba cualquier asomo de cansancio o mal humor.
Costa de Riviera Nayarit. 8. Miradores al Pacífico para ti No hay cuesta que se nos resista hacia el tranquilo pueblo de Lo de Marcos. Allí nos informan de que en los montes selváticos, que rodean a la localidad y su bonita playa, se encuentran los mejores miradores del Pacífico. Allá vamos, a dejarnos abrazar por la selva entre árboles enormes como el capomo, acacias con espinas como cuernos de toro, las palmeras autóctonas de Nayarit –con las que se construyen los tejados vegetales de las palapas– o ese árbol de rojiza corteza que se desprende como papel y por ello lo llaman el “papelillo”. Oliver Cruz, alma mater de Xplore México, sabe perfectamente donde hacerte salir de la selva para tener una visión de vértigo sobre el océano y abarcar kilómetros de playas solitarias solo para ti frente a las que soplan las ballenas jorobadas.
Parque Nacional La Tovara. 9. En el reino de las aves, La Tovara En el Parque Nacional La Tovara entras en uno de los mejores lugares para las aves de Norteamérica. Entre esteros y junto al río San Cristóbal se abre a la bahía de Matanchén, junto al histórico puerto de San Blas. Un laberinto de manglares y canales donde infinidad de aves se refugian de los fríos inviernos del norte del continente. Déjate llevar por los lancheros de la cooperativa de barcos ecoturísticos guiados por pescadores locales , porque conocen cada recoveco y a sus aves más secretas. O camina por los cerros entre selva y plantaciones de aguacate y mango acompañada de Francisco García , uno de los mejores ornitólogos del lugar. Llegó como surfista hace más de una década y acabó convertido en experto guía ornitológico al frente de Safari San Blas .
La chef Betty Vázquez está al frente del restaurante El Delfín. 10. La maga de los pucheros mexicanos Entiendes la pasión por el pescado zarandeado típico de San Blas cuando te sientas en las Islitas , un rosario de playas a cual más encantadora, bajo una palapa y al ritmo del oleaje saboreas las capturas del día elaboradas a la brasa. Pero hasta que no entras en el restaurante El Delfín no entenderás el porqué la cocina mexicana está considerada un Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Al mando, la chef Betty Vázquez no admite egos en su cocina –y eso que es una famosa juez de la versión mexicana del televisivo Masterchef–; sin embargo, deja que entren los mejores productos locales para descubrir todo sus matices en sus platos. Investiga, viaja y crea gastronomía combinando sabores, resaltando texturas y adereza con alma una de las expresiones más sobresalientes de la cultura del país.
También te puede interesar… 10 yacimientos arqueológicos de México que no puedes perderte .
Las mejores excursiones para descubrir la Riviera Maya .
10 parques naturales de América Latina con paisajes increíbles .