Si sólo vas a estar dos días en Granada hay visitas como el Albaicín, aquel lugar que Abd Allah mencionaba en sus ‘Memorias’ rodeado de arroyos y arboledas, o La Alhambra, el sueño de Muhammad I, que no puedes perderte. A estas dos hay que añadirles palacios, miradores y cármenes que desvelan el apasionante pasado de esta ciudad.
Alhambra de Granada. © Hari Nandakumar Nuestra última visita a la capital granadina fue un tanto exprés. Llegamos el viernes por la tarde, cuando las farolas se empezaban a encender, y sólo nos dió tiempo a tomar ligeramente el pulso al barrio del Albaicín, cenar en un pequeño restaurante y dar una vuelta por la Carrera del Darro. Esta calle, que transcurre junto al río Darro, tiene fama de ser una de las más bonitas de España y, desde luego, no defrauda. Mientras caminábamos por esta vía empedrada y admirábamos las colinas de La Alhambra, al otro lado del río, el tiempo parecía detenerse. A continuación os contaremos cómo nos organizamos para ver las visitas básicas en nuestros dos días en Granada. Esperamos que os resulte útil.
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Vista del Albaicín desde la Alhambra, al otro lado del río Darro. Día 1. El Albaicín: casas y palacios Comenzamos estos dos días en Granada tomando un desayuno local a base de tortas de chicharrones , están deliciosas y proporcionan energía para afrontar la jornada. Como os comentábamos anteriormente, nuestro hotel estaba en el Albayzín o Albaicín , un nombre que aparecía inicialmente como rabad al- Bayyasin o “lugar de los de Baeza”. Según cuentan, hubo vecinos de Baeza se negaron a vivir como mudéjares tras la frontera cristiana y cuando Felipe III conquistó aquella zona de Jaén emigraron hacia el sur. Aunque también se barajan otras hipótesis como que derive de al-bayyazin o “barrio de halconeros” (donde vivían los que se dedicaban a la cetrería); o que, simplemente, hiciese referencia a un área en cuesta, como los albayzines de otras poblaciones.
Sea como fuere, el Albaicín es un lugar perfecto para recordar a Zawi ben Zirí, el responsable de la fundación de la corte del reino zirí y bereber, y a Muhamad I, que proclamó a Granada como capital del reino en 1238. También para admirar las magníficas obras civiles y religiosas que legaron a la posteridad.
Este primer día lo dedicamos a conocer el entorno doméstico de los antiguos vecinos del Albaicín. Entre las construcciones más singulares se encuentran los cármenes , espacios cerrados por muros altos y encalados que preservan la intimidad de sus dueños. En el interior, que suele estar escalonado, se ocultan jardines con fuentes , albercas, flores y frutales y una vivienda.
Carmen de Aben Humeya Si en época nazarí estas pequeñas fincas se encontraban extramuros y tenían carácter rústico, a partir del siglo XVII empezaron a formar parte del entramado urbano. Muchos son propiedades privadas o acogen entidades culturales pero en otros, como el de Aben Humeya , se ha instalado un restaurante. Este carmen, concretamente, está formado por dos casas moriscas del siglo XV adosadas a dos torreones de la muralla de la Alcazaba Qadima (construida en el siglo XI). En el interior de la vivienda se conservan restos de la etapa nazarí, algunos alfarjes y ventanas con celosías.
Patio de la Casa Zafra (Granada). Casa Zafra Otra modalidad de vivienda, esta vez de una familia nazarí, es la Casa Zafra , construida entre los siglos XIV y XV, que más tarde se integró a un conjunto monástico (el convento de Santa Catalina de Zafra). En la arquitectura doméstica los espacios se distribuyen alrededor de un patio rectangular con alberca en el centro, y las estancias se encuentran en los lados menores. Se cree que esta familia usaba la planta baja en verano y subían a la alta en invierno, huyendo de la frialdad de la primera. No dejéis de observar los restos de alfarjes policromados y la pintura decorativa nazarí.
Casa del Chapiz Tan sorprendente como ésta es nuestra siguiente parada, el conjunto declarado Bien de Interés Cultural Casa del Chapiz, donde actualmente se encuentra la Escuela de Estudios Arabes del CSIC que se encarga del estudio de la Historia y los textos andalusíes y de la Arqueología y Arquitectura islámica. Se trata de dos casas moriscas unidas que pertenecían a miembros de una misma familia –Hernán López el Feri y Lorenzo el Chapiz–. Una de ellas cuenta con un patio rectangular, con alberca, y la segunda tiene un estanque, además de sorprendentes columnas, pilares y pórticos con arcadas de yesería.
Merece la pena dedicar un rato a pasear por su huerta- jardín donde el aroma de los frutales y el de las flores se confunden y crean la atmósfera propicia para disfrutar de unas estupendas vistas sobre el Albayzín y La Alhambra.
Estanque del palacio Dar Al-Horra (Granada). Palacio de Dar al-Horra De las viviendas pasamos a los palacios, el de Dar al-Horra (o de la señora honesta) fue construido sobre los restos de uno anterior zirí, del rey Badis, y habitado por Fátima, la madre de Boabdil. Tras la reconquista se integró al monasterio de Santa Isabel la Real. Cuenta con un patio de doble pórtico y un pequeño estanque en el centro. Su minuciosa decoración de armaduras, aleros y yeserías da fe del rango de sus habitantes. No dejéis de subir a la torre porque las vistas son fascinantes.
Palacio de los Córdova También es recomendable acercarse al palacio de los Córdova (sí, con “v”), que originalmente no se encontraba en esta ubicación sino que tras ser derribado en 1919 fue trasladado y reconstruido. Al final del sendero de entrada se levanta el edificio, con una bonita portada manierista y distribución en torno a un patio. Estancias como el Salón de Embajadores y la Sala del Balcón rezuman lujo y elegancia.
Cúpula del Bañuelo (Granada). Aljibe El Bañuelo Para terminar el primero de los dos días en Granada es aconsejable detenerse en aquellos lugares relacionados con el agua. Este elemento, venerado en el mundo árabe, es necesario para la vida física y para la espiritual. En este barrio hallamos El Bañuelo, el edificio más antiguo de la arquitectura civil granadina. Construido durante la taifa zirí, es uno de los 21 baños que existieron en la ciudad, y de los mejor conservados de Al-Ándalus. El buen estado de las salas (frigidarium , tepydarium y caldarium ), con bóvedas de cañón agujereadas con tragaluces en forma de estrella, permiten fantasear durante un momento y retrotraerse diez siglos atrás en sólo unos segundos.
Fuente de la Amapola (Granada). Si los baños públicos eran un importante centro social, los aljibes realizaban una función pública imprescindible ya que abastecían a la población de agua potable. Estos depósitos, de los que han permanecido 27, formaban una auténtica red de abastecimiento. No es necesario ir con un plano para localizarlos porque salen al encuentro en las calles más insospechadas: el de la Tomasa, de la Vieja, San Luis, San Miguel, de la Xarea, etc. Aunque si alguien está muy interesado, existen incluso itinerarios temáticos que los contemplan.
Día 2. Miradores y La Alhambra Primero, el sonido del almuacín, le sigue el de las campanas y, a continuación, nuestro despertador. Sin duda, es la señal de que debemos levantarnos para aprovechar bien estos días en Granada. El plan no podía ser mejor: arquitectura religiosa, miradores y La Alhambra.
Vistas desde la iglesia de San Nicolás Mezquitas o templos, casi todos los edificios relacionados con el espíritu cuentan con torres altas que ofrecen amplias panorámicas. Hay que aprovechar la posibilidad que nos ofrecen algunas de ellas, como la iglesia mudéjar de San Nicolás , para subir al campanario. Con las campanas como únicas compañeras, se disfruta durante unos instantes del silencio y del aire que penetra por los ventanales.
📌 Toma nota de la iglesia de San Miguel Bajo –con buenas vistas de La Alhambra y un aljibe del siglo XIII– y la de San Salvador –con una vinculación muy directa con los moriscos–.
Iglesia de San Nicolás (Granada). Monasterio de Santa Isabel la Real También sería imperdonable no conocer Santa Isabel La Real , fundada por la reina Isabel y actualmente ocupada por una congregación de clarisas. La portada, el artesonado gótico y la escalinata que conduce al altar mayor de la iglesia son impresionantes muestras artísticas que merece la pena conocer. Es más, si se quiere prolongar ese dulce momento contemplativo, las monjas venden pasteles artesanos que lo lograrán.
Alhambra (Granada). © Austin Gardner La Alhambra y el Generalife Desde el Albaicín es obligado acercarse a La Alhambra, el monumento más visitado de España. Fue edificada en el siglo XIII por el rey Al Ahmar y albergó posteriormente la corte de los reyes de Granada. Es aconsejable acceder caminando, un agradable paseo de menos de un kilómetro –por la Cuesta del Rey Chico–, para ver los cursos de agua que bajan de la colina al-Sabika y las perspectivas que se obtienen al irnos acercando.
Este conjunto monumental se divide en tres partes: la Alcazaba , los Palacios Nazaríes y los jardines del Generalife . El recorrido total sería de unos tres kilómetros y medio, así que hay que valorar si conviene hacerlo completo o bien realizar algún programa especial, una visita nocturna, sólo los jardines, etc. Una visita mínima debe contemplar, al menos, los Palacios Nazaríes: el palacio de Mexuar, el de Comares y el de los Leones, considerado la cumbre del arte nazarí, donde se encuentra la fuente de los leones.
Jardines del Generalife, contiguos a la Alhambra. Visitar La Alhambra va más allá de una simple aproximación cultural, representa una auténtica experiencia para los sentidos donde confluye el murmullo de las fuentes en los jardines, los juegos de luces y sombras y la prolífica ornamentación árabe. Con la suprema belleza y delicadeza del arte y con una imagen impactante de calles retorcidas y misteriosas en el Albayzín, decimos adiós a Granada.
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Mirador del Sacromonte, menos masificado que el de San Nicolás. © Victoriano Izquierdo Con vistas a La Alhambra Aunque todo el Albaicín podría ser considerado un mirador de La Alhambra, existen rincones privilegiados para admirarla. Uno de ellos es el restaurante Mirador de San Nicolás (elmiradordesannicolas.com); azoteas como la del Carmen de las Cuevas (carmencuevas.com/es), donde, además, se puede aprender a bailar flamenco en un ambiente distendido e internacional; en jardines como el del Restaurante Aben Humeya (abenhumeya.com); o en el hotel Casa Morisca (hotelcasamorisca.com), además, con una vista privilegiada desde la almohada. Luego están los otros, los consagrados, como el de San Nicolás , quizás el que más visitantes congrega y que alcanzó aún más fama cuando Clinton dijo que había admirado desde allí “la puesta de sol más bella del mundo”. Pero ni los guiris, ni los puestos, ni los artistas improvisados logran restar magia a esta panorámica. Existen otros menos conocidos para disfrutar del ocaso en soledad como el mirador de San Cristóbal o el del Sacromonte .
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