El destino llevó a Gracia Martínez a Georgia, un país que se ha convertido en uno de los protagonistas de su libro ‘Sola. Anatomía de un viaje en tren a Tbilisi’. La autora ha elegido la ruta que más le ha gustado de este destino, el trekking a Ushguli, y la comparte con las lectoras de Etheria Magazine. ¿Estás preparada para comenzar la caminata? Georgia, en los confines de Europa, es un paraíso poco conocido. © G. Martínez Las grandes pasiones de Gracia Martínez son los viajes, la fotografía y contar historias. Es la autora de Living la vida Georgia , un espacio on line intimista donde narra sus aventuras en el Cáucaso. En sus artículos descubrirás esta parte del mundo y su legendaria cultura. La historia de esta viajera en Georgia comenzó durante el invierno de 2020, cuando emprendió un itinerario que debía llevarla desde París hasta Tbilisi. Su plan era cruzar lentamente el Viejo Continente utilizando únicamente el tren como medio de transporte, pero la pandemia tenía otros planes. Confinada in extremis en Georgia, puso orden a sus cuadernos de viaje y nació ‘Sola, Anatomía de un viaje en tren a Tbilisi’, un libro en el que, de una manera íntima y personal, relata su aventura.
Como no podríamos desear mejor cicerone en Georgia que esta intrépida viajera, le hemos pedido que nos relate una de sus rutas favoritas en el país. ¿Te apuntas a recorrer este trekking a Ushguli que nos llevará al techo de Europa?
Vacas en el trekking a Ushguli (Georgia). © Hikersbay Hikersbay Caminando sola entre las flores del Cáucaso La meta de este trekking a Ushguli es llegar hasta la aldea homónima, que está situada a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra en una comunidad de pueblecitos a los pies del impresionante monte Shkhara, la cumbre más alta de Georgia . El valle se halla cubierto de nieve durante seis meses al año, lo que hace que su acceso sea impracticable en ese periodo, pero cuando la nieve se funde y la primavera revela su asombrosa belleza, permite una caminata ideal para hacerla sola o en compañía. Tú eliges.
Georgia, en los confines de Europa, es un paraíso poco conocido. Los que han visitado este país escondido en el Cáucaso no dudan en afirmar que es uno de los más fascinantes del mundo, gracias a la riqueza de sus paisajes, sus monasterios enclavados en sitios imposibles, sus míticas ciudades excavadas en la roca, su gastronomía y la hospitalidad de sus gentes.
Las torres destacan sobre los tejados de esta aldea. © G. Martínez Svanetia y sus 175 torres De todas las regiones de la recóndita y enigmática Georgia, hay una que destaca por su belleza y su misterio, esta es Svanetia . Situada en el noroeste de Georgia, la singular y salvaje región de Svanetia es una antigua tierra llena de leyendas y cerca de 175 torres defensivas, construidas entre los siglos IX y XIII, diseñadas para albergar a los aldeanos en tiempos de invasiones y conflictos locales. La remota región presume de albergar a Ushguli, la aldea habitada más alta de Europa, aislada por profundas gargantas y por picos de más de 4.000 metros, ofreciendo unos prados alpinos, que florecen espectacularmente en verano y unos magníficos senderos para caminar, donde perderse y disfrutar de la mística del lugar.
Durante muchos siglos, los esvanos (grupo étnico de Svanetia) estuvieron en contacto con las tribus del norte del Cáucaso, al otro lado de las montañas, y con los Osetios al este. Estas relaciones a menudo eran hostiles, así que las torres protegían a las familias durante las disputas sangrientas que tuvieron lugar en estas comunidades. En lugar de confiar la defensa de un pueblo a una gran fortaleza o castillo, cada familia de esvanos construyó su propia torre al lado de su casa.
Las flores son las protagonistas en buena parte del trekking a Ushguli. © G. Martínez Trekking a Ushguli, en Mestia comienza la caminata Llegar a Mestia unas semanas después de que el blanco inmaculado se retirara a las cumbres y decidir hacer en solitario una de las caminatas más populares de Georgia fue una experiencia totalmente diferente a aquello que me había imaginado, empezando por la sensación al descubrir la belleza de las aldeas encaramadas en las laderas de las montañas, luciendo sus torres defensivas elevándose hacia al cielo. Si el clima es clemente, y la ausencia de nubes lo permite, desde el sendero se puede admirar la incomparable hermosura del monte Ushba , el pico que domina la garganta de Enguri, una de las montañas más bonitas de toda la cordillera del Cáucaso así como una excelente vista del valle de Svanetia dominado por el pico de Tetnuldi.
Khachapuri. © Mike Swigunski El poder degustar la cocina tradicional fue indudablemente otro de los grandes alicientes de esta travesía. La diversidad paisajística es directamente proporcional a la cantidad de sabores y manjares que vas a poder degustar: khachapuri , una especie de pizza con queso; sabrosas sopas, como el kharcho; y numerosos sabores especiados que combinan lo mejor de Oriente y de Occidente con la sobriedad de la cocina rusa. Los almuerzos y las cenas se realizan en las pequeñas guesthouses que se encuentran en las diminutas aldeas por las que discurre el viaje, donde aparte de compartir unas horas con los locales, que te cuentan sus vivencias en estos parajes rudos, se puede saborear la lenta vida que parecen tener.
Tras un recorrido, donde las flores del Cáucaso son la principal atracción, el sendero nos lleva por un maravilloso entorno natural de barrancos, valles alpinos y un telón de fondo formado por majestuosas montañas cubiertas de nieve.
Torres de Adishi. En la región de Svanetia se pueden contar hasta 175 torres. © G. Martínez Adishi, una preciosa aldea de montaña La bella y un poco desvencijada Adishi te recibe con los brazos abiertos, inmersa en una paz y tranquilidad solo perturbada por animales domésticos. Es una aldea de alta montaña, bonita, agreste, misteriosa y tan sumamente remota, que nunca ha tenido soberano. Está situada a 2.040 metros sobre el nivel del mar, y se encuentra rodeada por altísimos picos de más de 4.000 metros, que la convierten en una atalaya natural. Aquí descubrirás un pueblo pintoresco con sus ruinosas torres defensivas (o koshkis ). Estas místicas torres, que curiosamente sobreviven hasta hoy, desprenden un aura de pasados heroicos y guerras.
Las vacas, en el piso inferior de las casas, se atreven a mugir mientras intento conciliar el sueño. Las pequeñas callejuelas de la aldea se llenan de vida temprano, los primeros caminantes y las vacas saliendo a pastar a su antojo se alternan con algunos de los caballos que se preparan para ayudar a los viandantes a lograr la parte más difícil del trekking: llegar hasta el glaciar y vadear el indómito río Adishi .
Glaciar Adishi. © G. Martínez Glaciar Adishi, un gran atractivo de la ruta de Ushguli Durante varias horas, sigo el curso del río Adishi, hasta que el glaciar aparece, bruscamente, ante mis ojos. Para tener la mejor vista me falta cruzar un helado río que me separaba de mi meta. Rechazo orgullosamente la oferta de un (parco en palabras) pastor local para vadearlo en su enclenque caballo. Al otro lado de la corriente, resucito mis entumecidas piernas, durante lo que parecen ser siglos, y siguiendo el sendero, llego hasta situarme enfrente del glaciar. Las vistas son sublimes. Después de hacer varias fotos, y comenzar de nuevo con el empinado sendero, la imponente lengua del glaciar se mueve, rugiendo de una forma atroz, haciéndome sentir totalmente insignificante frente al infinito poder de la naturaleza.
Panorámica de Ushguli. © Tomáš Malík De Iprali a Ushguli Tras lograr la etapa más dura y bella, y dormir en la siguiente aldea, Iprali , solo queda madrugar; y tras otro largo paseo, acabar la ruta en el remoto y misterioso Ushguli. Muchas de las torres defensivas en Svanetia han desaparecido, se han derrumbado o se mantienen en ruinas, pero en esta comunidad de pueblos no es el caso. Gracias a su caprichosa e inaccesible ubicación, las aldeas situadas en la cabecera del desfiladero de Enguri lucen sus torres defensivas posiblemente igual que cuando fueron construidas en el Medievo. Rápidamente se comprende por qué esta recóndita región ha sido el lugar elegido para conservar las reliquias religiosas . Y es que, durante las muchas invasiones de Georgia, a través de los siglos, los iconos y otros objetos de valor fueron traídos a esta zona aislada, para ser custodiados.
Templo en la ruta de Ushguli. © G. Martínez Una vez finalizado el trekking la recompensa es enorme. La sensación de irrealidad se mezcla con la satisfacción de haberse ganado las espectaculares vistas con el asombroso monte Shkhara de fondo. Así que tras un largo día, después de una caminata hasta llegar hasta esta aldea perdida rodeada de leyendas, disfrutando de idílicos paisajes, hay pocas cosas más placenteras que sentarse a ver la puesta de sol, que aquí en Ushguli siempre es mágica.
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