La Reserva de la Biosfera de Urdaibai merece la pena, ¡y mucho! El primer espacio protegido de Euskadi convertido en destino turístico sostenible es perfecto para divertirse al aire libre entre verdes montañas. Conocerás una cultura amarrada a lo vasco tanto como al mar, con vistas al paisaje de marismas y campiñas que disfrutó Hemingway. ¡Coge tu mochila porque empezamos este viaje! La playa Laga y la isla de Izaro, incluidas en la Reserva de Urdaibai. Nos apasionan los viajes locales a lugares auténticos, como la ría de Urdaibai, y en cualquier estación. Este escenario de esencia vasca se presenta muy apetecible nada más divisar este valle de prados y bosques salpicados de dispersos pueblos y caseríos. Dicho valle lo traza el río Oka, alrededor del cual se crea la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, antes de entregarse abiertamente al mar en Mundaka . Esta población vasca se ha hecho mundialmente famosa por su ola izquierda. Dicha ola nace en una barra de arena dorada junto al pueblo y termina en la espectacular playa de Laida, enlazándola con un tubo oceánico que levanta pasiones surfistas.
Pintoresco puerto de Bermeo. Bermeo, amarrado al mar Cada litoral posee su magia, pero el salitre del Cantábrico tiene un aroma especial al tocar la orilla vasca de Urdaibai . Será por el mestizaje de la sal marina y el agua dulce de un increíble azul cobalto en el que se reflejan pueblos de pescadores, como Bermeo , con un marcado espíritu aventurero. Muchos de sus vecinos surcaron antaño los mares del mundo en busca de especies comerciales, midiéndose para ello con el poder del mar. El sabor del yodo impregna el puerto viejo alrededor de los barcos, una de las mayores flotas de bajura del Cantábrico. En honor a su trabajo y a la dura vida pescadora o arrantzale , en la vecina torre de Ercilla se aloja el Museo del Pescador , una visita cultural imprescindible para prendarse del estrecho vínculo de los vascos con el mar.
Cabo Ogoño desde el mar. Cabo Ogoño, las mejores panorámicas Cierra la ría por el oriente la imponencia del cabo Ogoño frente a la isla de Ízaro, refugio de reyes y objetivo de corsarios. Mientras sus cantiles son paraíso para las aves marinas, al piedemonte asoma la bonita playa de Laga. Y hacia el oriente se cuelga de su ladera el pueblo pesquero del Elantxobe , uno de los rincones urbanos con más encanto del litoral cantábrico desde donde antaño los pescadores divisaban a las ballenas. Desde el cementerio de Elantxobe, siguiendo la ruta PR-BI 65, en apenas 1,5 kilómetros, se llega hasta el mirador del cabo Ogoño. Conviene coronar sus 276 metros para recargar el ánimo con una vista extraordinaria del Cantábrico.
Castillo de Arteaga. Castillo de Arteaga, el capricho de Eugenia de Montijo Con su aspecto de fortaleza romántica, el castillo de Arteaga destaca por su esbelta torre del Homenaje neogótica. Atrae desde la distancia no solo por el color blanquecino de la piedra caliza y el mármol grisáceo, sino porque se ubica entre prados en el corazón de la reserva natural, rodeado de bosques al estilo francés. La emperatriz nunca llegó a residir en él porque, una vez destronada, se instaló en Madrid y Sevilla.
Solo por sentir el mimo con que se han mantenido sus dependencias atravesamos la puerta gótica para subir por su escalinata central de mármol y deambular por sus salones. Tal vez es buena idea instalarnos en sus habitaciones, ya que Castillo de Arteaga también es un hotel con encanto imperial y sello Relais & Chauteaux.
Aves en la ría de Urdaibai. El secreto de las aves en la Reserva de Urdaibai Tierra adentro, la ría de Urdaibai exhibe un equilibrio ancestral entre actividades agrícolas y la cercanía del mar. Al mismo tiempo, una miríada de aves aprovecha las mareas que penetran en la ría y se abrigan en sus zonas de vegetación para anidar o descansar durante la migración. La avifauna que se alimenta de la riqueza alimentaria de las aguas someras convierte a Urdaibai en un paraíso natural de renombre internacional.
Entre las aves más prestigiosas se halla el águila pescadora, gracias a un proceso de reintroducción, que admiramos en directo desde el Urdaibai Bird Center. Este museo de naturaleza está ubicado en Gautegiz Arteaga , un pueblo marinero y de veraneos decimonónicos lleno de vida. Una vitalidad similar a la que puebla una de las reservas de biodiversidad más valiosas del norte peninsular.
Interior de la Casa de Juntas de Gernika Lumo. Gernika Lumo, pueblo pacífico donde los haya Apenas nos lleva unos minutos, siguiendo el mismo borde la marisma y entre huertas, encinas y carrizales, llegar a Gernika Lumo. Esta es una villa emblemática donde las haya por acoger el viejo roble que es el símbolo del pueblo vasco. Bajo el árbol de Gernika , junto a la Casa de Juntas, se reunían los representantes de los pueblos vizcaínos para tomar las decisiones comunales según dictaban los fueros. El bombardeo alemán del 26 de abril de 1937 de la principal referencia urbana de Urdaibai marcó dramáticamente su historia. Como sabrás, lo inmortalizó genialmente Pablo Picasso en su mural ‘Guernica’ , ahora en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Roble de Gernika Lumo, símbolo del pueblo vasco. Es recomendable seguir el Itinerario de la Memoria , como es conocida la ruta urbana autoguiada (con plano) que facilitan en la oficina de turismo de Gernika Lumo , en la que se visitan los lugares más dañados por el bombardeo. Aprender dramáticamente del pasado ha hecho de Gernika Lumo una ciudad dedicada a la cultura de la paz y la reconciliación, como bien demuestra el Parque de los Pueblos de Europa . Está situado junto a la Casa de Juntas y tiene esculturas de Eduardo Chillida y Henry Moore. También de interés es el Museo de la Paz , en la plaza de los Fueros , cuyo lema “renunciar a olvidar, renunciar a la venganza” deja claro el compromiso del municipio con una cultura pacífica y por los derechos humanos.
El queso es uno de los productos estrella del mercado semanal de Gernika. Mercado de Gernika, donde molan los lunes Si es lunes, tenemos una cita en el mercado semanal de Gernika. Es obligado deambular entre los productos frescos que venden los mismos baserritarras o agricultores de Urdaibai, para respirar aromas de tierra y quedar seducidas por el colorido del animado lunes gernikés, de las jornadas más típicas del rural vasco. A la una se recoge el puesto para reponer fuerzas.
Continúa la visita tomando pintxos y poteo por el casco antiguo, entre las calles Industria Kalea y Pablo Picasso, o tomando asiento en uno de los típicos bares de comida casera vasca y rica, como Boliña El Viejo . La sobremesa se promete animada en el Jai-Alai, frontón de cesta punta, típico deporte vasco que levanta pasión mundial. Impresionan las dimensiones del frontón de cesta punta en activo más grande del mundo mientras resuena rotundo el sonido de la pelota al chocar contra el muro del frontón, lanzada con fuerza gracias al impulso de una cesta curva.
Puesto de legumbres del mercado de los lunes en Gernika. La ruta Hemingway en Urdaibai Al caer la tarde hay que volver a la orilla de la ría. Entrar en la casa rural Kanala es disfrutar del contraste de la típica arquitectura vasca del edificio con sus amplios interiores de inspiración nórdica y, a la vez, encontrarse con el personaje más singular que se asomó a la ría, Ernest Hemingway . En Cuba, se hizo amigo de Andrés Untzain, que era el antiguo párroco del barrio de Kanala (en el pueblo Gautegiz Arteaga). El cura, que había huido de la guerra civil, acabó convirtiéndose en su guía espiritual y compañero, junto a otros pelotaris vascos, de la vida caribeña de Hemingway. Tan impresionado quedó el escritor por el Basque Country, a través de las historias de sus amigos vascos, que viajó muchas veces a Euskadi y visitó la cercana iglesia donde predicara su amigo en Kanala.
Fotografía de Hemingway con sus amigos vascos. Frente a esos mismos paisajes marismeños que hoy contemplamos, mientras cae la tarde al ritmo de las mareas, el ilustre escritor estadounidense encontró inspiración para su obra El viejo y el mar gracias a las andanzas de un viejo pescador de Mundaka.
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