El MeToo ha llegado también al mundo del yoga, donde los casos de abusos han salpicado a diferentes escuelas y estilos. Conocidos maestros y gurús están entre los acusados. ¿Es abuso de poder, hay que reformar a los profesores, se debe pedir permiso a los alumnos para ser tocados, es realmente algo generalizado? Sigue leyendo para conocer todos los puntos de vista que ha generado el MeToo Yogui. Los abusos también han llegado al mundo del yoga. © Conscious Design. El MeToo ha llegado también al mundo del yoga. Rachel Brathen, “Yoga Girl” en redes sociales, ha publicado las historias de más de 100 personas víctimas de abusos . Gurusangat Kaur Kalsa y Premka Kaur, en Kundalini; Alex Auder, fundador del Magu Yoga, o Anneke Lucas, creador del Liberation Prison Yoga, denuncian la tóxica cultura sexual del Ashtanga. Estas son algunas de las voces que se han alzado frente a los abusos, junto a la de Mayte Criado, en España, que reconoce: “yo he visto los abusos, sin lugar a dudas, y los he vivido, aunque no en primera persona”.
Criado, la fundadora de la Escuela Internacional de Yoga , ha formado parte del comité de ética y estándares mínimos de la Yoga Alliance para combatir la mala conducta sexual en las salas de yoga. Según explica, ya ha expresado su condena ante estas prácticas “que no son exclusivas del yoga, sino típicas de los caminos de autorrealización espiritual”. Los abusos han entrado en algún momento y de distintos modos, no sólo en los centros de yoga, sino también en las iglesias, los monasterios…
El mundo del yoga no está exento del MeToo y el escándalo ha salpicado a conocidas escuelas y estilos, como Sivananda. En 2019 Julie Salter, secretaria personal de Swami Vishnudevananda, denunció en redes sociales los abusos, no solo sexuales, a los que había sido sometida en los años 80. Tampoco se libran otras conocidas escuelas como Iyengar, cuyo maestro habría golpeado a sus alumnos. Otro de sus profesores, Manouso Manos, fue sancionado en 2019 tras décadas de abusos.
El contacto para corregir posturas ha propiciado ciertos abusos. © Annie Spraat “En España, si hablas más de la cuenta te metes en un lío tremendo” Conocidos maestros y gurús están entre los acusados. Maharishi Mahesh Yogi, creador de la meditación trascendental, habría intentado violar a Mia Farrow durante un retiro en la India en el que la actriz y ex mujer de Woody Allen coincidió con los Beatles. En 1991, Swami Satchidananda fue acusado de comportamientos sexuales inapropiados contra sus estudiantes. Encargado de la ceremonia de apertura del festival de Woodstock en 1969, el yogui negó las acusaciones y murió antes de que se aclarase la acusación. En 1994, Amrit Desai dimitió como director del centro Kripalu de Massachusetts acusado de abuso de autoridad. En 2012 fue John Friend, creador del estilo de yoga Anusara, quien admitió que se acostó con varias alumnas mientras mantenía una relación de pareja.
Bikram Choudhury, inventor del bikram yoga, fue denunciado por violar y abusar sexualmente de sus alumnas y de su asesora legal. El multimillonario huyó de la justicia de Estados Unidos a México en 2017. Ese mismo año, la revista ‘Yoga en Red’ publicaba en español el testimonio de Karen Reis , quien había puesto al descubierto un caso que salpicaba a Krishna Patthabi Jois. Conocido por popularizar los ajustes corporales mediante los cuales los profesores corrigen la postura de sus alumnos, el creador del Ashtanga yoga había fallecido en 2009, a los 93 años de edad. En 2018 se hicieron públicos otros 9 casos en Canadá.
¿Abuso sexual o de poder en el yoga? © Conscious Design MeToo Yogui, abuso sexual o abuso de poder A pesar de lo mal que usamos la palabra, que significa “de la oscuridad a la luz”, el gurú son las enseñanzas, no el maestro. Para la directora de la Escuela Internacional de Yoga, lo que hay detrás de estas situaciones es el abuso de poder. En su opinión, más allá de los abusos sexuales “hay un abuso soterrado por debajo que es el de poder, que es la clave, porque todos necesitamos estructura para vivir. Ahora mismo esa estructura está muy desestabilizada en todos los sentidos y cuando uno viaja en la vida desestructurado quiere una estructura. Si la encuentras en un gurú que te guía, te dice lo que tienes que hacer, te da pseudo amor… eso es el caldo de cultivo del abuso de poder, que puede terminar en abuso económico o laboral”. Por desgracia, de esos también hay muchos en el mundo espiritual y del yoga.
“Hay una prestación de servicios que es genuina y honesta, pero en nombre de ella las organizaciones tienen mano de obra gratis. No me extraña que sean organizaciones grandiosas en pocos años, porque no pagan seguridad social, impuestos ni sueldos. Son situaciones que vienen siempre del mismo abuso de poder, que se ramifica, como en el sexual”. También Ramiro Calle, uno de los introductores del yoga en España, lo ha denunciado en muchas ocasiones.
Grupo practicando yoga. © Dylan Gillis “Hay pocas denuncias y son muy poco demostrables” “En el comité de ética se habló mucho de los abusos en todos los sentidos, no solo sexual, sino especialmente de poder, de las injusticias en el mundo del yoga”, nos cuenta Mayte Criado. En su experiencia, “hay tres colectivos sobre los cuales se imprime una cierta jerarquización que da lugar al abuso de poder. Uno son las personas de color, otro el colectivo LGBTI y el otro somos los hispanos, incluyendo a los españoles, que somos menos en el mundo del yoga culturalmente. Otra jerarquización son los maestros de la India: si eres hindú de entrada te considero un maestro, aunque no te conozca. Te subo a un pedestal que, sin que yo lo tenga que expresar, te otorga un cierto papel por encima mío. Con esta jerarquía cultural, seguir a este tipo de profesores da lugar a otorgar un permiso que nunca se expresa” y es así donde se produce el problema.
“Si además soy mujer y joven, incluso a veces niño o niña, ese abuso de poder puede terminar en abuso sexual”. En esos casos, las posibilidades de denuncia son muy reducidas porque es como si hubieras dado permiso, después de un proceso en el que te he otorgado el poder. “Es la razón por la que hay tan pocas denuncias y cuando las hay son muy poco demostrables”, asegura la directora de la Escuela Internacional de Yoga. “En España es muy difícil que alguien denuncie y tenga recorrido porque necesitas muchas pruebas, si hablas más de la cuenta te metes en un lío tremendo”, reconoce Mayte Criado, que asegura que “la mayor parte de organizaciones de yoga, las importantes, tienen ese virus dentro, pero se evitan las conversaciones y las víctimas de esos abusos no quieren expresarlo”.
Chema Vilchez, profesor de yoga y músico profesional, reconoce que “los casos de abusos son terribles. Un solo caso hace un daño irreparable a la persona que lo sufre”. Por eso hay que “denunciar inmediatamente cualquier tipo de abuso sea de la índole que sea y ser implacable”.
Yoga Alliance tiene previsto crear comités para reformar a los profesores titulados. © Katie Bush “La intención que debe predominar es la de ayudar a los demás” Entre las medidas adoptadas por la Yoga Alliance está previsto crear comités en inglés para reformar a los profesores titulados de todo el mundo. También los centros pueden poner mucho de su parte, señala Gopala. Ya antes del MeToo Yogui, los Centros de Yoga Sivananda definieron su política internacional de conducta inapropiada, para mantener un ambiente que fomente el crecimiento personal y espiritual para empleados, voluntarios, estudiantes e invitados, que está actualizada en su página web.
En Estados Unidos, las medidas pasan porque para ser tocado en los ajustes hay que dar permiso expreso, bien por escrito o con testigos, y algunos centros ya piden a sus alumnos que marquen en la esterilla si acceden a que se les corrija la postura con las ya populares tarjetas X y O de consentimiento .
En España se considera que lo suyo es que los profesores, al menos, pregunten antes de tocar. También los profesores pueden poner de su parte. Para Chema Vilchez, “cualquier persona que se entregue a la enseñanza del yoga debería plantearse cuál es su auténtica intención, porque la que debe predominar es la de ayudar a los demás”. Ello requiere un trabajo personal previo que no es exclusivo del mundo del yoga. “Quienes van a enseñar cualquier disciplina de crecimiento personal tienen que hacer un compromiso de servicio a los demás, eso es esencial”, en opinión del músico. “Si lo que te mueve es ayudar, tienes que ser autoexigente y encarnar aquello de lo que hablas. Si no, hacemos un flaco favor al yoga y a las personas que lo necesitan”.
El yoga, una disciplina saludable a nivel físico y mental. © Ginny Rose Stewart “El yoga no es ni mejor ni peor” Frente al riesgo de que los casos empañen los beneficios del yoga, Gopala recuerda que “hay miles de personas sinceras que siguen haciendo un trabajo diario constante . Es una labor callada con un efecto poderosísimo”. Durante la pandemia, por ejemplo, se ha llevado a cabo una importante labor impartiendo clases online que han ayudado a muchísimas personas a sobrellevar los efectos del confinamiento no solo en sus cuerpos, sino también en su estado mental. También Chema Vilchez alerta de que el MeToo yogui se convierta en una “caza de brujas” . En su opinión, “deberíamos evitar sembrar dudas, miedos y sospechas generalizadas, pues se puede crear una mancha injusta en torno a la actividad yóguica, que en general hace una gran aportación a la sociedad actual”.
El músico tiene una visión positiva. “En general, me parece que en el mundo del yoga la gente es sana”, también considera que “predomina lo bueno”, aunque reconoce que en los años 80 el entorno estaba bastante sexualizado quizás porque había más represión que ahora. “Con frecuencia el ambiente no era todo lo espiritual que uno esperaba”, confiesa. Gopala, profesor de yoga Sivananda, va más allá: “no hay escuela de yoga en que no haya habido ningún caso de denuncias en los orígenes”.
En el mundo del yoga predominan las buenas prácticas. © Rima Kruciene “En el mundo del yoga predomina lo bueno” Vilchez no lo ve tan claro: “yo creo que en el yoga predomina lo bueno”, dice. “En mi opinión en el yoga no creo que haya más abusos que en otros ámbitos. La gente va a yoga y lo deja cuando quiere, paga su cuota y cuando no le convence se va. En general no he visto ambiente sectario, al menos en España. Pienso que los abusos están en todas partes y no sólo los sexuales sino también desde el punto de vista económico, de poder y no creo que en el yoga haya más que en otras actividades”.
De hecho, como músico profesional reconoce que ha visto “cosas raras en todos los ámbitos: imagínate en el mundo de la música, donde a pesar de las apariencias y supuestos empoderamientos, las mujeres siguen siendo consideradas floreros porque a determinados responsables les interesa que las artistas sobre todo enseñen el culo para vender más discos. Mi experiencia en el yoga en general es mejor que en otros ámbitos, donde van a degüello y no les importan las personas, como ocurre en lugares donde lo único que vale es conseguir unos objetivos y no hay nada más. Esa deshumanización abarca demasiados ambientes. Meterte en esos ámbitos es como entrar en la boca del lobo”, asegura.
En su opinión “hay que poner una mirada positiva en todas aquellas disciplinas o prácticas que quieren devolver a la persona su libertad o autonomía y encontrar una manera de crecer y mejorar” aunque matiza: “donde haya seres humanos habrá conflictos y el mundo del yoga no es ni mejor ni peor”.
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