Escapadas cerca de Madrid hay muchas, pero una excursión a Madridejos te permite conocer el fascinante mundo del azafrán y participar en ‘la monda’ (recogida) del mismo; visitar un silo (vivienda excavada) y hacer de molinero por un día. ¿Nos acompañas a la provincia de Toledo?
Selección de pistilos en la flor del azafrán. © Pedro Grifol Para comenzar, ubiquémonos: Madridejos se encuentra a 120 kilómetros de Madrid, al sureste de la provincia de Toledo, y en el centro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Y, aunque una excursión a Madridejos se puede hacer durante todo el año, es en otoño cuando la flor del azafrán florece y sus campos se tiñen de color púrpura. También es el momento para recoger la flor y proceder a seleccionar las hebras de azafrán. Y es el mejor momento también para visitar este municipio.
Conocido y apreciado en todo el mundo, el azafrán fue utilizado para elaborar filtros de amor, para pintar cuadros, como protector cardiovascular, para teñir telas… Pero no cabe duda de que su popularidad le viene dada como saborizante capaz de trasmitir aromas profundos en una variada gama de recetas, especialmente en la paella.
Historia, cuentos y leyendas La prueba más directa de su consumo puede datarse hacia el año 1700 a.C., ya que se representó el azafrán en una pintura del palacio de Knossos, en la isla griega de Creta, en el momento de la recolección de la rosa del azafrán. Otra pintura, descubierta en las excavaciones arqueológicas de Akrotiri, en Santorini, muestra otra escena similar, con la particularidad de que en esta segunda escena puede verse el momento de la extracción de los estigmas de la flor.
Flor y pistilos del azafrán. © P. Grifol En su origen el azafrán procedía de las mesetas de Anatolia, allá por entre el centro y el oeste del continente asiático, desde donde se extendió por el resto del mundo propiciado por las caravanas de la mítica Ruta de la Seda en sus transacciones comerciales con el Mare Nostrum.
Cuentan las crónicas que los romanos del Imperio se recostaban en almohadones rellenos de azafrán porque pensaban que así evitarían la resaca después de una orgía báquica. Y dicen que el emperador Nerón, en una de sus excentricidades, ordenó esparcir flores de azafrán por las calles cuando hizo su entrada triunfal en Roma.
El azafrán se llegó a disolver en el agua de los canarios para mejorar su plumaje.
En otras latitudes… Tras la muerte de Buda, sus discípulos establecieron el color azafrán como ‘color corporativo’ en sus túnicas. Por allí, esta especia es símbolo de sabiduría, y como tal, forma parte de los ritos budistas. Y, por último, debes saber que llegó a la península Ibérica en el siglo VIII, durante el Califato de Córdoba. Durante el siglo X su producción se extendió por los territorios de Al-Ándalus, donde fue monopolizado por la burguesía andalusí, bajo el dominio de la cual se encontraba la región manchega de la época.
La monda del azafrán, una tarea tradicionalmente femenina. © P. Grifol ‘La monda’ del azafrán Lo primero –para no conducirnos a error– es reconocer que el evidente cambio climático ha revolucionado las estaciones del año, modificando incluso el sentido de los refranes: “Para Santa Teresa (15 de octubre) rosa en mesa” … se decía. El refrán se refiere a ‘la monda’ (recogida) de la flor de la rosa del azafrán y, por lo tanto, registraba que, en esa fecha, ya se podría hacer la selección (pistilo a pistilo) de la flor del azafrán.
Pues bien, los tiempos han cambiado y, a estas alturas de 2021, se espera que las primeras recogidas empiecen (aproximadamente) el 20 de octubre. A partir de esa fecha, y durante los 10 o 12 días siguientes, podremos visitar los campos madridejenses para participar en esta experiencia única en el mundo. Lo mejor será ponerse en contacto con la empresa familiar Azafrán 1994 y preguntar por Isabel (Tel. 634273341). Ella sabrá cuándo se celebrarán este año las Jornadas del Azafrán, una actividad gastro-lúdica a la que podremos asistir para observar cómo se mima a esta preciada especia. En el Museo del Azafrán nos instruirán sobre el proceso de cultivo, recogida, tueste, partición y venta del llamado ‘oro rojo’.
Licor de azafrán y cóctel Dulcinea. © P. Grifol De entre los productos derivados del azafrán cabe destacar el Licor de Azafrán, con el que el autor de este reportaje ha creado un cóctel que ha titulado Dulcinea, y que podemos ver en su canal de YouTube: Grifol’s Bar. Haz clic sobre la siguiente imagen.
¿Cómo preparar un cóctel Dulcinea? En este vídeo te lo explicamos. De visita por Madridejos Quien haya visto la película ‘Dolor y Gloria’ –Pedro Almodovar, 2019– (en este artículo de Paterna puedes ver sus escenarios) recordará la vivienda subterránea en la que transcurre la núbil edad de su protagonista. Es un silo, una casa excavada directamente en un terreno arcilloso. Estas viviendas se excavaban con rudimentarias herramientas hasta abrir en el interior del solar el espacio necesario para un par de dormitorios, cocina y cuadra para el burro, logrando una casa sin vigas, sin columnas y sin tabiques. El techo de algunas habitaciones se abrían al cielo (lumbreras), que proporcionaban iluminación y ventilación.
Silo del Colorao, en Madridejos (Toledo). © P. Grifol Silos excavados en la tierra Los silos que se descubren en la excursión a Madridejos son el resultado del mínimo poder adquisitivo de las familias que los ocupaban, pero también constituían la adecuada adaptación a un clima con bruscos cambios que, pese a sus inconvenientes, gozaban (y gozan) de una temperatura ambiental fresca en verano y cálida en invierno. El suelo estaba recubierto con baldosas de barro cocido y dispuesto con desaguadero para impedir la entrada de agua a las habitaciones.
El interior del silo estaba totalmente enjalbegado, es decir: encalado
Interior del Silo del Colorao. © P. Grifol Cuentan los jóvenes del lugar que la nevada Filomena no hizo mella en ninguno de los dos silos que se conservan en el pueblo y que se visitan en el viaje: Silo del Colorao y Silo del Tío Zoquete (contacta para visitarlos: acta@madridejos.es ), que estuvieron en uso desde principios del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX.
Molino y ‘ElChow’ del Tío Genaro, en Madridejos. © P. Grifol El Molino del Tío Genaro Terminamos el recorrido al amparo de una buena sombra en un emblemático lugar. Se trata del Molino del Tío Genaro , un molino de viento con un origen que ronda los cuatrocientos años y que estuvo operativo para la molienda hasta mitad del siglo XX. Su entorno ha sido acondicionado como lugar de ocio, habiéndose construido junto a él una galería porticada que conserva todas las características propias de un patio manchego, en la que se muestran objetos, ahora ya en desuso, que fueron cotidianos, como antiguos juguetes y maquetas en miniatura que escenifican los modos de vida de la gente de tiempos pasados.
De la mano del Tío Genaro, persona sencilla dada a chascarrillos pueblerinos, descubriremos momentos mágicos en su ‘Chow’ (reserva la actividad en molinotiogenaro@hotmail.com ),una atrevida teatralización con parada en la nostalgia.
Museo costumbrista y de juguetes, en el interior del Molino del Tío Genaro. © P. Grifol Guía Madridejos | Etheria Magazine Qué comer en Madridejos • Platos cervantinos. Los amantes de la cocina tradicional tienen aquí donde homenajear en la mesa al ingenioso hidalgo Don Quijote, ya que su cocina es esencialmente cervantina: caldereta de cordero, perdiz a la toledana y platos de caza.
• ‘Duelos y Quebrantos’ es un clásico plato manchego, que se cita en la primera página de El Quijote, y que consiste en un revuelto de huevos con chorizo, jamón y tocino… ¡que no produce ni dolor, ni quebranto! y que, además, nos ilustra sobre ese plato tan soberanamente español.
¿Migas o gachas? En Madridejos, tú eliges. © P. Grifol • Las típicas ‘Gachas Manchegas’ son un contundente guiso que liga la harina de almorta (autóctona de la zona) con panceta, ajos, pimentón y aceite. También las ‘Migas Toledanas’ son famosas por ser el emblemático condumio de los pastores que, si se terciaba, lo acompañaban con uvas y melón.
• Quesos. Naturalmente, el queso ocupa un lugar destacado en la excursión a Madridejos. Dicen en el pueblo que cada día es más difícil encontrar gente que quiera seguir con la ardua tarea de ordeñar a las ovejas, porque para elaborar el verdadero –y por lo tanto único– queso manchego, hay que emplearse diariamente a fondo y sin descanso en este oficio ancestral. Pero resumiendo: de momento las más de mil ovejas de raza manchega con las que cuenta la quesería El Consuelo están bien sanas y a buen recaudo en unas magníficas instalaciones construidas en plena pandemia; y siguen en buena forma, dispuestas para ser ordeñadas y así poder elaborar el exquisito manjar que conocemos como Queso Manchego. Este es uno de los recuerdos ideales para comprar durante la excursión a Madridejos.
Corderos y queso manchego. © P. Grifol Dónde comer en Madridejos Dos restaurantes recomendados: La Antigua Perla (Tel. 659 395 170) y El Encuentro.
Dónde dormir Si quieres quedarte a pasar la noche en tu excursión a Madridejos, hay bonitas casas rurales: La Posada del Herrero, Casa Rural La Alameda y Los Porches.
Iglesia de San Francisco, en Madridejos. © P. Grifol Más información Madridejos .
Ruta Toledana por Madridejos , (se ha incorporado al mapa de producto turístico Red de Juderías – Caminos de Sefarad).
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