La ciudad de Tívoli es una de las mejores excursiones que puedes hacer si estás pasando unos días en Roma y una parada obligada en una ruta por la región del Lacio. Con un patrimonio artístico a la altura de las grandes ciudades italianas, guarda dos tesoros que representan los dos momentos más espléndidos de la historia de la península itálica: Villa Adriana y Villa d’Este.
Vistas de Tívoli desde Villa d’Este. © Susana García Tívoli es una de esas ciudades italianas que son todo un descubrimiento. La riqueza cultural de Italia y de sus grandes ‘hits’ (Roma, Florencia, Venecia…) hace que lugares como éste pasen desapercibidos, pero su riqueza cultural y natural es inigualable. Además, lo tiene todo para pasar un día perfecto que acaba siendo un recorrido por la historia, desde Roma al Renacimiento, sin dejar de guardar un coqueto casco histórico y unos restaurantes donde degustar deliciosas especialidades de la región. Su cercanía a Roma (a unos 40 minutos en coche) hacen que una excursión a Tívoli sea un plan perfecto y, si haces noche aquí, todavía podrás disfrutarla con más calma.
Con una historia más antigua que la de la misma ciudad de Roma, ya los habitantes del Imperio descubrieron las bondades de este paraje, y lo hicieron su lugar de veraneo atraídos por sus frondosos bosques y su clima más fresco. Incluso el emperador Adriano trasladó aquí el gobierno y la corte por largas temporadas para alejarse tanto del calor veraniego de Roma como de sus intrigas.
Las estatuas rodean el Canopo de Villa Adriana. © S.G./ Etheria Magazine El pasado romano en Villa Adriana El yacimiento arqueológico romano de Villa Adriana es una visita imprescindible si haces una excursión a Tívoli. A la gran extensión de la villa, que reúne ejemplos inigualables de las construcciones habituales de una ciudad romana, se une una naturaleza que ofrece paisajes espléndidos, sobre todo en primavera cuando las flores se encargan de dar un toque de color a las fotos. Cuando paseas entre los restos arqueológicos, es fácil pensar qué acertado estuvo el emperador Adriano al elegir un lugar como éste para establecer su residencia.
Termas de Villa Adriana. © S.G./ Etheria Magazine Visitar Villa Adriana es muy fácil. En la entrada te darán un pequeño plano con las principales zonas. Es bastante básico, así que si quieres saber un poco más de la villa, y no vas en ninguna visita guiada, es recomendable comprar un plano más detallado en la tienda que se encuentra en la entrada. El tiempo de la visita es mínimo de una hora (para dar un corto paseo), aunque si quieres disfrutar del entorno y hacer algunas fotos, al menos estarás dos horas.
La primera parada tiene que ser sí o sí la maqueta realizada por el arquitecto Gismondi, que se encuentra justo antes de llegar a los restos arqueológicos. Es una bonita recreación de cómo los arqueólogos han estimado que fue la villa en su época de esplendor, sobre el año 134 d.C., y permite hacerse una idea de los edificios y espacios que después se recorrerán paseando.
Vistas de Tívoli desde el Pecile de Villa Adriana. © S.G./ Etheria Magazine Lugares para detenerse en Villa Adriana: Pecile En el centro de este espacio, cuyo diseño se cree que estuvo inspirado en el pórtico policromado de Atenas, existe un enorme estanque que se llevará las primeras fotografías de tu cámara o móvil. Un lugar precioso para pasear, ahora y en el siglo II.
Edificio con tres exedras Este edifico, fuera del núcleo residencial, presenta una curiosa planta que se asemeja a la de un trébol. No se sabe muy bien cuál era su función, pero es un excelente ejemplo de la innovación que aportó Adriano a la arquitectura del Imperio Romano.
Las Termas Ocupan un importante espacio en el conjunto arqueológico y se dividen en dos: las Termas Menores, un espacio lleno de encanto, dedicado posiblemente a las mujeres y que hoy conserva una sala octogonal y bonitos efectos de claroscuro; y las Termas Mayores, impresionantes en su altura, diseño y dimensiones, con una zona dedicada al gimnasio y un complejo sistema para circular el aire caliente.
El Canopo de Villa Adriana es su lugar más fotografiado. © S.G./ Etheria Magazine Cánopo Es el lugar más retratado de Villa Adriana. Su estanque, de más de cien metros de largo, está rodeado de arcos y esculturas, algunas dedicadas al efebo Antinoo, el favorito del emperador Adriano, que se ahogó en un estanque similar en las afueras de Alejandría. En uno de sus extremos, el Ninfeo semicircular es una bonita construcción que se dedicaba a grandes banquetes.
El Palacio Imperial A esta zona se le denomina también de “los grandes peristilos” y era la vivienda principal de Villa Adriana. Destacan algunos espacios como la Plaza de Oro, el cuatripórtico con estanque, la sala de los pilares dóricos, el peristilo del palacio y las bibliotecas.
Torre de Rocabruna Junto al inicio de la zona del Cánopo suben unas escaleras que pasan junto al museo y desembocan en un camino que lleva hasta la Torre de Rocabruna. Su principal interés es subir a lo alto para contemplar sus magníficas vistas.
Restos del templo de Venus o templete circular. © S.G./ Etheria Magazine El Templo de Venus Es uno de los lugares que más beben de esa herencia griega que aparece en varios lugares de la villa. Aquí, el centro es una estatua de Afrodita, réplica de la que hizo Praxiteles en IV a.C. De forma semicircular, hoy quedan algunas columnas y se sitúa junto a un palacio del siglo XVIII que fue construido en este recinto.
Villa d’Este, un palacio renacentista El palacio y los jardines de Villa d’Este son una de esas obras arquitectónicas que debemos a la necesidad de ostentación de poder y grandeza de un dirigente. En este caso, al del cardenal de Ferrara Ippolito II d’Este, que fue nombrado gobernador de Tívoli en 1550 y decidió edificar un palacio que respondiera a su nuevo estatus. Aunque seguro que en su día fue todo un derroche, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y hoy es una de las visitas imprescindibles en la ciudad.
El palacio está repleto de elementos interesantes, pero lo que más llama la atención son los jardines escalonados, jalonados por decenas de fuentes y esculturas y con una arquitectura y diseño que hacen de él un jardín renacentista único en el mundo.
Fontana dell’Ovato, también conocida como Fontana Tivoli. © S.G./ Etheria Magazine En la visita, tras pasar la entrada tendrás que atravesar el patio y varias salas del palacio, muchas reconstruidas tras los desperfectos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial, en las que puedes detenerte a contemplar su suntuosa decoración formada por frescos, estucos, decoraciones con piel, suelos de terracota… Desde aquí se accede a una gran terraza con unas vistas preciosas de la ciudad y, sobre todo, de los jardines que descubrirás a continuación. Lo mejor es dejarse llevar por senderos y escalinatas y perderse por este espacio en busca de esos rincones que son todos postales para enmarcar. Eso sí, hay algunas fuentes que no puedes perderte, así que te las nombramos para que si no las has visto en tu primer paseo, retrocedas a buscarlas:
Fontana dell’Ovato Es una fuente preciosa, un “teatro del agua” con juegos acuáticos y esculturas, tremendamente escénico. Además, tiene una importancia fundamental, ya que es la primera fuente que recoge el agua del río Aniene y la distribuye al resto de las fuentes.
Fontana di Neptuno Esta monumental fuente está formada por una impresionante cascada y salidas de agua a diferentes alturas que forman un precioso juego de agua, con unos chorros donde el agua alcanza gran altura.
Fuente de Neptuno. © S.G./ Etheria Magazine Fontana dell’Organo Situada sobre la fuente de Neptuno, es una de las fuentes sonoras que en este caso recrea un órgano hidráulico como el inventado en Alejandría y recogido en distintos lugares por Roma y Bizancio.
Fontana dei Draghi Era otra de las fuentes dotada con efectos sonoros que simulaban disparos mediante la salida del agua a diferente presión.
Fontana di Rometa A esta peculiar fuente, que tiene a la ciudad de Roma como motivo iconográfico, se llega a través de la Avenida de las Cien Fuentes.
Gruta de Diana en Villa d’Este. © S.G./ Etheria Magazine Fontana di Pegaso Una fuente que recoge al mitológico caballo alado que volaba hacia la montaña de las musas como símbolo de Tívoli como ciudad de las artes con la llegada del cardenal Ippolito.
Villa Gregoriana El Parque Villa Gregoriana suele estar eclipsado por las dos grandes villas de la ciudad, pero es un lugar lleno de interés histórico y, sobre todo, paisajístico, que tienes que visitar en tu excursión a Tívoli si cuentas con unas horas más. Fue creado en 1832 por el papa Gregorio XVI como una obra de ingeniería hidráulica para controlar las crecidas del río Aniene, mediante su canalización y la creación de una enorme cascada de 120 metros que es la segunda más alta de Italia. Alrededor, un sistema de jardines, pasarelas y caminos hacen del entorno un lugar perfecto para el paseo que ya sedujo a los artistas y nobles europeos del siglo XIX que lo incluían en el Gran Tour que realizaban por Italia.
Cascada en Villa Gregoriana. © John Rodenn En este entorno se puede también contemplar algunos de los restos romanos que salieron a la luz cuando se realizaron las obras, como la villa del cónsul romano Manlio Vopisco, y algunos templos romanos como el de Vesta. Cerca de éste se encuentra la Gruta de Neptuno (o de las Sirenas), unas bonitas cuevas que son otra de las atracciones del recinto.
Un paseo por el casco histórico Pasear por Tívoli es muy fácil y siempre agradable. De hecho, lo mejor es olvidarse de planos y de Google Maps y callejear sin rumbo por las estrechas calles que lo forman, repletas de románticos rincones, casas antiguas y ropa tendida. Puedes partir del Puente Gregoriano (hay un parking justo al lado) y comenzar contemplando sus vistas sobre el Parque Villa Gregoriana antes de perderte por la ciudad en busca de Villa d’Este. Hay tres plazas que no pueden faltar en tu ruta: la Piazza Palatina , en el corazón de la ciudad, rodeada de restaurantes; la Piazza Garibaldi , con su famosa escultura Arco de los Padres Constituyentes, de Arnaldo Pomodoro; y la Piazza Campitelli , recientemente restaurada.
Calles del casco histórico de Tívoli. © S.G./ Etheria Magazine Guía de viaje de Tívoli Cómo llegar a Tívoli Tívoli se encuentra a 35 kilómetros de Roma. La mejor opción para hacer una excursión a Tívoli es llegar en coche , ya que Villa Adriana se encuentra en las afueras de la ciudad, a 6 kilómetros (unos diez minutos en coche). Por la autopista A-24 llegarás en unos 45 minutos. Una vez en la ciudad, deja el coche en algún aparcamiento para hacer la visita caminando. Encontrarás uno junto a la Piazza Palatina (donde se ubican bastantes restaurantes) o en la plaza Garibaldi cerca de villa d’Este.
Puedes viajar en tren y autobús, pero la lejanía de Villa Adriana del centro de Tívoli hará que tengas que centrarte sólo en la ciudad y dejar la visita a este yacimiento romano para otra ocasión.
Restaurantes junto a la Piazza Palatina. © S.G./ Etheria Magazine Cómo organizar la visita a Tívoli Si tienes sólo un día para tu excursión a Tívoli te recomendamos que te centres en visitar Villa Adriana por la mañana. Después de coger el coche para subir a Tívoli, una buena opción es dar un paseo por el casco histórico hasta llegar a Villa d’Este, tienen tanto contenido que no te dará tiempo a mucho más. Si tienes un par de días merece la pena recorrer Villa Gregoriana y acercarte a otros lugares arqueológicos como el yacimiento de Hércules Vencedor o al templo di Vesta.
Entradas Villae (www.levillae.com/es) agrupa algunas de las principales atracciones de Tívoli (Villa Adriana, Villa d’Este, santuario de Hércules Vencedor, Mensa Ponderaria y Mausoleo de los Plauti). En su web podrás comprar las entradas de forma independiente o una entrada única para todos ellos; ten en cuenta que siempre es mejor comprar las entradas por adelantado para evitar las colas.
En Villa Adriana y Villa d’Este puedes hacerte con una audioguía por cinco euros (en villa Adriana en español y en villa d’Este sólo en italiano e inglés). También hay visitas guiadas que salen a horas determinadas y cuestan 7 euros (en villa Adriana hay algunos grupos en español y en villa d’Este sólo en italiano).
Las entradas de Villa Gregoriana se pueden comprar online en la página web de la FAI (el Fondo para el Medio Ambiente Italiano). El precio es de 8 Euros (3 euros de 6 a 18 años, menores de 5 años gratis).
También puedes comprar las entradas en Tiqets: el Pase combinado , la entrada a Villa Adriana o la entrada a Villa Gregoriana .
Restaurante Sibilla junto al templo de Venus. © S.G./ Etheria Magazine Dónde comer en Tívoli Dos opciones para comer muy bien son Sybila (en una ubicación preciosa junto al templo di Vesta) e Il Ciocco . En ambos, pide mesas con vistas, ya que son excelentes.
Para tomar un helado italiano artesano de esos que te hacen saltar las lágrimas, no te pierdas la pequeña heladería Cactus , cerca de Villa d’Este.
Más información Turismo de Tívoli .
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