Una escapada corta a la Ruta del Vino de Rueda permite despejar mente y espíritu. No se precisan más de tres días para enamorarse de este territorio vertebrado alrededor de vides y que proyecta felicidad gracias a su combinación de naturaleza, cultura, bodegas, gastronomía y bienestar. Animaos a descubrir el secreto que ocultan sus vinos, sus sabores y su agua milagrosa.
Sala de catas de la Bodega Montepedroso. © Miguel A. Muñoz Romero Cada fin de semana del año nos regala la oportunidad de descubrir un nuevo territorio, de nutrirnos de experiencias que enriquezcan nuestro espíritu, de descansar de rutinas y de alimentar afectos. Y uno de esos lugares que invitan a gozar de la tan ansiada desconexión urbana es la Ruta del Vino de Rueda que discurre por 22 municipios de las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila. La oferta que brindan sus más de treinta bodegas y viñedos visitables es inabarcable para una escapada de dos o tres días, pero os invitamos a conocer la parte vallisoletana para comenzar a enamoraros de sus atractivos. Aunque en este artículo nos detendremos en su faceta más hedonista, también cuenta con un importante contenido cultural marcado por referentes históricos tan importantes como el Castillo de la Mota, en Medina del Campo, y el Monasterio de Santa Clara , en Tordesillas.
Entre bodegas de Rueda Comenzamos este paseo por la Ruta del Vino de Rueda acercándonos al mundo del vino a través de tres bodegas cuya singularidad las hacen merecedoras de una parada. La uva verdejo, autóctona de estas tierras, es la protagonista de la ruta y también un valor a descubrir, ya que puede ofrecer muchos más matices de los que usualmente se le atribuyen.
Bodega Campo Elíseo Esta escapada podría comenzar en la población de La Seca donde la Bodega Campo Elíseo (www.campoeliseo.es) propone un viaje por su historia, sus instalaciones y sus mejores vinos. Acompañados por la enóloga y responsable de enoturismo María Viñas, que desgrana su conocimiento con generosidad, conoceréis qué fue lo que conquistó al viticultor y enólogo francés François Lurton, su propietario desde 2016. Situada en mitad de la villa y con la impronta de una casa de pueblo, oculta tras su puerta todo un complejo donde no falta la antigua vivienda, varias naves de aspecto industrial y una cava del siglo XVII a diez metros de profundidad. Sus vinos, 100% verdejos y con una personalidad bien definida, reinan entre barricas de roble francés, huevos de hormigón y depósitos de acero inoxidable.
© Bodega Campo Elíseo. Bodega Montepedroso A escasos cinco kilómetros, la Bodega Montepedroso (familiamartinezbujanda.com) reclamará vuestra atención. Sobre una loma, su cartel al estilo hollywoodense da la bienvenida a un proyecto mimado y muy deseado por la familia Martínez Bujanda. Aunque esta estirpe bodeguera hunde sus raíces en La Rioja, ha encontrado en estas tierras de Rueda un vino blanco a partir de uva verdejo a la altura de sus expectativas. Su bodega, inaugurada en 2012, transmite precisión y contemporaneidad. Allí podréis observar un edificio en el que impera el hormigón y el cristal, grandes tanques en los que el vino permanece el tiempo esencial y un viñedo que parece pugnar por colarse a través del vidrio de los ventanales de sus grandes y luminosas salas de cata.
La Finca Montepedroso, con sus 25 hectáreas de viñedos a 750 metros de altitud, es perfecta para vivir una experiencia enoturística ya que ofrece diversas posibilidades, con o sin maridaje, desde 15 €.
Interior de la Bodega Montepedroso. © Etheria Magazine Bodegas Yllera, El hilo de Ariadna La tercera bodega que os sugerimos en esta Ruta del Vino de Rueda regala una experiencia singular en pleno corazón de Rueda. Se trata de una de las Bodegas Yllera, El hilo de Ariadna , cuya singularidad se basa en un conjunto de galerías subterráneas que se visitan siguiendo como hilo conductor el mito de Ariadna y el minotauro en el laberinto. En 2022 obtuvo el premio Mejor Experiencia Enoturística de España por su propuesta «Entre uvas y estrellas». El recorrido se puede complementar con una cata de vinos y una experiencia culinaria de la que os hablaremos en nuestras sugerencias gastronómicas.
Galería subterránea de la Bodega Yllera, El hilo de Ariadna. © Miguel A. Muñoz Romero Artesanos del sabor Xokoreto, pastelería innovadora El toque dulce más innovador de la Ruta del Vino de Rueda lo aporta “Catacho” (José Ignacio Colinas), el maestro repostero al frente del obrador de pastelería Xokoreto. Este establecimiento, que podría estar en cualquier capital europea, se sitúa en los límites de Castronuño, un pueblo vallisoletano de menos de mil habitantes. Desde 2013 este emprendedor no ha parado de elaborar pasteles, pastas y bollería variada ni de obtener reconocimientos como el de ¨la Mejor Torrija Innovadora de España” en dos ocasiones. Para que os hagáis una idea de su creatividad, en 2017 propuso un refresco de torrija, Torrigas, y en 2023 triunfaron las “Tringles”, un trampantojo de Pringles que se presentaba en un envase similar.
Entrar en su pastelería es como realizar un viaje al minimalismo japonés, aunque en este caso la grulla se sustituye por la garza que habita las cercanas riberas fluviales. Con sus árboles de flores rosadas en el interior y un mostrador repleto de tentaciones, es el sitio perfecto para hacer una parada, degustar algunas de sus creaciones y llevarse un recuerdo tan original como sus turrones Wine selection , elaborados con diferentes tipos de vino.
© Tarta de Xokoreto. Quesos de la Granja Cantagrullas Si sois más de salado que de dulce, no os podéis perder una visita a la Granja Cantagrullas, la quesería que Rubén Valbuena y Asela regentan desde 2011 en una finca del municipio de Ramiro. Esta pareja de geógrafos, vallisoletano e hispano-francesa, cambió su residencia en el extranjero por este proyecto en un pueblo de menos de cincuenta habitantes. Aunque los inicios no fueron sencillos debido, en parte, a la elaboración de varios tipos de queso con leche cruda de oveja que pocos paladares apreciaban, actualmente sus quesos azules, cremosos, ahumados… son aclamados incluso por los mejores chefs del país.
Al visitar esta quesería os daréis cuenta de que lo único reducido son sus instalaciones porque la creatividad, la innovación y las aspiraciones forman parte de su ADN y su filosofía empresarial. Basta recorrer sus cámaras de afinado para sentir que aquello es otro nivel. Taray, Jundo, Gamón, Grama, Masiega… dan ganas de llevarse y de coleccionar como joyas cada uno de estos quesos de colores, tamaños y aromas diferentes. Nuestra recomendación es hacer la visita guiada para apreciar su singularidad y, por supuesto, tener en el radar a la Quesería Cultivo (Conde Duque, 15. Madrid. queseriacultivo.com) donde se puede comprar tanto on line como en persona.
Queso de la Granja Cantagrullas. © Etheria Magazine Cocina de autor Como una de las principales razones de viajar es ser un poco más felices, os proponemos seguir mimando el paladar con los platos de algunos restaurantes de la Ruta del Vino de Rueda.
La Botica de Matapozuelos Dos estrellas Michelin, una de ellas verde, y dos soles Repsol podrían ser buenos motivos para escoger La Botica de Matapozuelos (laboticadematapozuelos.com) para hacer una parada gastro. Pero también hay que añadir una más: paladear el territorio en cada bocado, masticar la naturaleza circundante, sentir los aromas y sabores de los pinares que parecen colarse en la cocina… Los hermanos de la Cruz (Miguel Ángel al frente de los fogones y Alberto como sumiller) brindan en una casa de labranza, antigua farmacia, situada en la Plaza Mayor de Matapozuelos, una experiencia inolvidable. Cada plato sorprende más que el anterior tanto por su sabor como por la presentación, pero preferimos no desvelar las sorpresas… Además de carta fija, el restaurante ofrece dos menús degustación muy recomendables: Un paseo por el entorno (90 €) y La cocina campesina (70 €).
?Antes de abandonar Matapozuelos, pasaos por el obrador artesano La Giralda de Castilla (Ronda de las Flores, 12) donde encontraréis «tortos de mosto», pastas de piñón, de yema y de almendra… Pero su propietaria, Ángeles Leonardo, se enorgullece especialmente de sus Mantecados al verdejo , que obtuvo el Premio Artesano del Año ‘Tierra de Sabor’ en 2022. También se pueden adquirir online en www.lagiraldadecastilla.es
La Botica de Matapozuelos. © Etheria Magazine El hilo de Ariadna by Martín Berasategui Para la segunda parada con firma de autor volvemos a Rueda para recorrer las galerías donde se oculta el minotauro de las bodegas Yllera. En esta ocasión, ese camino lleno de mitos culmina en el restaurante El Hilo de Ariadna by Martín Berasategui (elhilodeariadna.es) a veinte metros bajo tierra y que abrió sus puertas en agosto de 2022. La propuesta gastronómica, que lleva la rúbrica de este famoso chef vasco, sorprende con una completa carta pero también con un menú degustación (68 €) que realiza un guiño tanto a la procedencia del chef (como la tortilla de bacalao a la donostiarra) como a los productos de proximidad. El maridaje con los vinos de Yllera es, sin duda, la guinda a cualquier escapada de enoturismo por estas tierras vallisoletanas.
El Hilo de Ariadna by Martín Berasategui. © Etheria Magazine La Mejillonera Como en algún momento visitaréis el Castillo de la Mota, en Medina del Campo, conviene llevar apuntado el restaurante La Mejillonera (restaurantebarmejillonera.es). Con un moderno interiorismo, este establecimiento ha sido desde hace más de cuarenta una de las referencias obligadas de la población local, pero ahora, ya en manos de la tercera generación, ha renovado su concepto para brindar propuestas más actuales. A un paso de la Plaza Mayor y del Mercado de Abastos, los hermanos Baz, Diego y Lucio, ofrecen una sala de cata con más de 210 referencias, mayoritariamente nacionales, y una carta con platos tan exquisitos como el Canelón meloso de lechazo con bechamel y trufa fresca o el Solomillo de ciervo con puré de castañas . Sin duda, una parada muy recomendable en esta histórica ciudad.
Diego Baz en la sala de cata de La Mejillonera, en Medina del Campo. © Etheria Magazine El agua milagrosa de Castilla Termal Olmedo Si el vino es un elixir capaz de aportar calma el espíritu, el agua hace lo propio con el cuerpo. Basta recorrer el antiguo Convento de Sancti Spiritus de Olmedo, reconvertido en hotel desde 2005, para percibir que aquellas aguas salinas que estropeaban los cultivos a las monjas bernardas eran en realidad una bendición curativa. Este fue el primer hotel de la cadena Castilla Termal y un modelo de negocio a replicar en el que el bienestar, la rehabilitación histórica de edificios y la sostenibilidad van de la mano.
En el hotel Castilla Termal Olmedo (castillatermal.com) no sólo encontraréis unas habitaciones confortables en una construcción del siglo XII sino la relajación que proporcionan las aguas mineromedicinales de brotan en el subsuelo. No os perdáis una sesión privada en su claustro termal, inspirado en el patio mudéjar del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Su restaurante gastronómico es asimismo idóneo para culminar una estancia relajante en este antiguo convento.
Claustro termal del hotel balneario Castilla Termal Olmedo. © Etheria Magazine Tras descubrir las tentadoras propuestas de la Ruta del Vino de Rueda , ¿estáis dispuestas a daros un capricho en vuestra próxima escapada?
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